El trazo de una línea es el gesto de expresión primigenio del hombre sobre una superficie. A través de ella ha intentado expresarse, dejar huella de sus emociones, buscando y creando un vocabulario que reflejase todo aquello que sentía y no tenía nombre ni forma.
Luis Martínez se adentra en este mundo de la creación a través de la línea, donde los trazos de color se entrecruzan, creando figuras que son parte indivisible del todo. Sugieren el vacío y enmarcan el espacio. La superposición de las líneas es un continuo devenir entre dimensiones, que insinúan la sensación de profundidad y ofrecen un reto visual a través de la perspectiva.
Pero la línea no se muestra en su arte sólo en forma de pintura. Las rectas, que se quiebran y entrecortan, invaden la tercera dimensión en sus esculturas y toman toda su fuerza. Configuran nuevos espacios y dejan libre otros, sólo perfilados por...ese trazo que ha pasado de ser lápiz a ser acero. La línea se vuelve palpable, tridimensional.
Entrada actualizada el el 03 jun de 2014
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