Descripción de la Exposición
Esta propuesta curatorial parte de una tipología concreta de construcciones de arquitectura rurales que se extienden por el territorio y que, más allá de su función de almacén y refugio, se convierten en catalizadores de espacio y de tiempo. Estas arquitecturas, percibidas por el pintor Jordi Fulla como hábitats de intimidad que permiten establecer una transposición a lo humano –la estructura pétrea como dermis–, propician nuestros estados de sueño donde proyectamos un espacio de refugio, de aislamiento o de reflexión y que provocan una simbiosis entre el mundo inmaterial y el tangible.
Integrada por pinturas, dibujos y una gran instalación pictórica que transforma en vacío y en espacio de tránsito –el de la propia existencia–, el interior y el umbral de las cabañas, la exposición, comisariada por Natàlia Chocarro, se convierte en un recorrido sobre los grandes enigmas que habitan nuestra propia existencia.
Hoja de sala
JORDI FULLA
— Llindar i celístia
Somos demasiada poco para comprender
el universo desde el exterior.
Jordi Fulla.
Llindar i celístia o ese espacio donde las cabañas de piedra seca abandonan su materia terrenal para fundir-se en el misticismo de lo desconocido.
De la mano y el pensamiento de Jordi Fulla (Igualada, 1967), las cabañas de piedra seca adquieren otra dimensión. Con su práctica artística, estas construcciones ancestrales, que salpican gran parte de la geografía catalana y del Mediterráneo, toman forma más allá de su función práctica. Para la mayoría son ruinas inútiles que han perdido la identidad. Son huérfanos del paisaje que en un pasado ya lejano gozaron de mejor vida, aunque de vez en cuando alguna mirada espiritual los rescata del anonimato.
La de Fulla es una de ellas. Observa las cabañas con atención, buscando respuestas. Quizás se acerca a ellas con admiración para acariciar las piedras secas que las aguantan, mientras una variedad de pensamientos líricos saltan de su mente para sobrevolar las cabañas. Uno se imagina que en ese instante de éxtasis es cuando nace la necesidad creativa que lleva al artista a erigirlas plásticamente como templo para el refugio. “Me gusta ese punto en el que no queda claro si el paisaje es la pintura o la pintura es el paisaje. Y esa forma de pintar como si de construir la cabaña se tratara me aportara un conocimiento extraordinario”, manifiesta.
Cuando Jordi Fulla todavía era estudiante, el azar lo acercó al paisaje a través de un encargo: identificar nombres populares del entorno natural y arquitecturas rurales catalanas. Aquello tan imprevisible y original fue tejiendo sensaciones y pensamientos que luego llegaron a sedimentar en la memoria del artista, hasta que posteriormente decidió rescatar esas vivencias para crear un proyecto artístico y personal: un viaje místico que toma la forma de obras de arte, o al contrario, creaciones plásticas que se convierten en una experiencia sublime.
Llindar i celístia, la muestra que presentamos, recoge un gran número de obras que el artista ha creado a lo largo de varios años sobre el tema de las cabañas de piedra seca. Hasta el momento, se han podido ver cinco exposiciones suyas sobre este tema en varios puntos de Cataluña y Andorra —de la mano de la Fundació Vila Casas—, y por primera vez confluyen las cinco en esta exposición, en la que las cabañas son la metáfora del tránsito entre lo terrenal y lo imperceptible, y la pintura la gran aliada del artista en busca de la memoria de los orígenes y la naturaleza.
Fulla nos habla desde un umbral casi imperceptible. Un espacio misterioso, difícil de definir, que algunos pensadores llaman “la nada”. Un punto sin coordenadas donde la experiencia mística adquiere una dimensión placentera. Quizás para Fulla, más cerca de las estrellas que de lo terrenal, y quizás por eso acerca el umbral al resplandor de las estrellas.
De nuestra mirada dependerá cómo percibiremos las formas (incluido el vacío) que vemos representadas. Miró —un artista muy admirado por Fulla— decía: “El punto esencial, para mí, es la forma.” La vertiente transmisora entre la materia, el umbral y nosotros. El artista transforma el vacío en forma y viceversa, invitándonos a participar en su experiencia extrasensorial.
“Es mi trabajo habitar esa nada, ese espacio finísimo entre lo tangible (en apariencia) y lo ininteligible, que no es nada más que la metáfora del acto de pintar.” Jordi Fulla
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España