La segunda exposición individual de Nicolás Lamas en SABOT reúne una serie de objetos 'transicionales' en un gran ensamblaje, un 'entorno-pasaje' poblado por entidades amalgamadas ubicadas en situaciones ambiguas y provisionales. Cada uno de estos objetos existe horas extras; algunas constantes, otras efímeras, pero todas marcadas por connotaciones liminales.
A los ojos de muchos seres humanos, la vida parece ser un fenómeno único y especial. Hay, por supuesto, algo de verdad en esta creencia, ya que no se sabe que ningún otro planeta lleve una biosfera rica y compleja. Sin embargo, esta visión traiciona un "chovinismo orgánico" que lleva a subestimar la vitalidad de los procesos de autoorganización en otras esferas de la realidad. También puede hacernos olvidar que, a pesar de las muchas diferencias entre ellos, los seres vivos y sus contrapartes inorgánicas comparten una dependencia crucial de los flujos intensos de energía y materiales. En muchos aspectos, lo que...importa es la circulación, no las formas particulares que hace surgir. Como lo expresa el biogeógrafo Ian G. Simmons, “Los flujos de energía y nutrientes minerales a través de un ecosistema se manifiestan como animales y plantas reales de una especie particular”. En este sentido, nuestros cuerpos orgánicos no son más que coagulaciones temporales en estos flujos: capturamos en nuestros cuerpos una cierta porción del flujo al nacer, luego lo liberamos nuevamente cuando morimos y los microorganismos nos transforman en un nuevo lote de materia prima. materiales (extracto de "Mil años de historia no lineal", de Manuel DeLanda).
Entrada actualizada el el 31 oct de 2018
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