Descripción de la Exposición 'Abandonando el viejo concepto del objeto único, a la larga, del 'producto de lujo' para el uso individual, el artista está ahora inventando un nuevo lenguaje de comunicación entre los seres humanos. Renunciando a su papel ambiguo de aventurero marginal y productor independiente, el artista estará preparado para su papel dominante; la organización del ocio'. Pierre Restany. Catálogo exposición Superlund. 1967 (del libro 'Movimientos Artísticos desde 1945 de Edward Lucie-Smith. 1991). De todas las manifestaciones artísticas, posiblemente sea la escultura la que se aproxime más a la idea de querer representar la realidad del ser humano, tanto desde la vertiente figurativa como de la abstracta. Es obvio, pues, que su carácter tridimensional reafirma esta teoría. Por otro lado, también es cierto que, con la aparición de las nuevas tecnologías, esta situación obliga a replantearse diversas cuestiones y a la vez provoca dudas, pero estas (éstas), en el caso de que existan, no dejan de ser anecdóticas, ya que la finalidad que se persigue es la misma. Por eso, cuando contemplamos la obra escultórica de Martí Rom nos damos cuenta que el ser humano como motor vital y existencial de nuestra sociedad, surge en cada una de las piezas realizadas, pero no solamente (sólo) presencialmente, sino también por los utensilios, herramientas y objetos que ha ido creando a lo largo del tiempo. Todo esto forma parte de su obra, de su particular entorno, un entorno lleno de paradigmas que consiguen captar la atención del expectador, el cual no observa solo (solamente) una escultura de hierro o madera, sino que pretende ir más allá de lo tangible, originando a la vez una especie de complicidad, entre la obra-el artista-y el observador-el público-. La trayectoria plástica de Martí Rom es amplia ya que lleva más de tres décadas trabajando incesantemente. Ha utilizado diversos materiales, entre ellos el bronce, la madera, la piedra, el hierro y el plomo; pero también cultiva la pintura y el dibujo, aunque estas facetas no puedan ser (sean) tan conocidas, se complementan perfectamente con la escultura. Respecto a los temas que suelen aparecer son bien diversos, todo y que tienen en común la utilización de elementos fragmentados, acumulados y manipulados. La influencia de Miró -Martí Rom de joven veraneaba en Mont-roig del Camp y eso le permitió conocerle personalmente-, su admiración por la obra de Picasso y su interés por el mundo primitivo, hacen que su trabajo esté impregnado de elementos casi bien entre surrealistas y abstractos, pero también vemos una cierta relación con Joan Brossa, por citar a un artista conceptualmente trasgresor. Hasta llegar a la época actual Martí Rom ha empleado diversos materiales, como el bronce -donde la mano era un elemento esencial- y el hierro, tanto pintado o no, en que el mismo proceso de oxidación crea una pátina, originándose un cromatismo casi neutro e imperceptible, que se aproxima al mundo primitivo, entendiendo como primitivo la evocación del pasado. En cambio en las obras más recientes, concretamente las realizadas en madera, el color vuelve a ser protagonista, como por ejemplo sucede en los bodegones -que evocan a Louis Nevelson y Gerardo Rueda- o los personajes que aparecen con frecuencia en sus esculturas. Martí Rom sabe como tratar y combinar los diferentes objetos 'retrouvés' del campo, de la calle o simplemente que hayan estado abandonados en cualquier otro lugar. Para nosotros estos elementos no tienen ninguna importancia, como las maderas, troncos, piedras, trozos de hierro, herramientas, bártulos de trabajo, utensilios cotidianos, etc., pero en cambio para él si que son esenciales a la hora de (para) poder crear sus esculturas. De unas tenazas, de unos clavos, de unas bisagras o de unas palas surge un ave, un rostro humano o un personaje concreto. La verdadera razón de representar la escultura no recae en introducirse (adentrar-se) en un estilo o material concreto, sino en la idea que hay detrás, en querer mostrar una determinada manera de pensar y de hacer, provocando que el espectador sienta interés por ella. Las obras de Martí Rom están llenas de ironía, de imaginación y de sutileza, pero sin olvidar que en cada una de ellas se encuentran elementos de denuncia social, y por tanto la existencia de un compromiso para enseñar al mundo las incongruencias y desaciertos de una sociedad complaciente en si misma y que obvia lo que sucede en su entorno más inmediato, que como indica Josep M. Cadena 'las vivencias son fuente de inspiración'. Por eso el artista, gracias a su trabajo puede enseñarlas, dejando al descubierto la verdadera razón por la cual sigue luchando, como es la de la búsqueda de un mundo mejor.
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España