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Levedades es una exposición que ahonda y amplía un trabajo que he venido realizando en los últimos años, donde exploro las posibilidades del color y la materia y en el que la pintura se convierte en el protagonista principal.

Levedades es un conjunto de obras que, puede decirse, giran en torno al espacio, la luz, la luminosidad de las formas y la oscuridad de ... los fondos, creándose unos mundos que transitan en la frontera entre lo real y lo irreal, lo conocido y lo desconocido, lo imaginado y lo creado. Todo este universo queda plasmado sobre la tela en un proceso pictórico en el que hay un tiempo vital de materialización de la obra, fundamental para el resultado final de la misma.

Me interesa la observación de fotografías de microorganismos, embriones, estados germinativos, formas animales, vegetales..., a partir de las cuales surgen otras nuevas entre la improvisación y la reflexión y con las que posteriormente voy a trabajar. Son imágenes que flotan en mi mente, surgidas de la niebla de la memoria, y generadas a través de la mirada, siempre atenta a cualquier hallazgo que se pueda producir.

De la observación de toda esa serie de imágenes, selecciono aquellas que despiertan en mí una especial sensibilidad, que me cautivan, y provocan una especial emoción, no por su significado, sino por sus atributos plásticos, sus cualidades pictóricas.

Imágenes que traslado a la tela de una manera libre y que necesariamente no tienen que representar algo conocido, concreto; no pretendo hacer una descripción de las imágenes, si no de la propia pintura, en forma de manchas, colores, texturas, etc. Es decir, pintura en sí misma.

Evidentemente esta masiva observación de imágenes acaba, en cierto modo, contaminando mi obra, provocando que algunas veces el parecido sea más elocuente, pero siempre introduzco una serie de elementos que diferencian mi trabajo de la realidad mediante la manipulación y la transformación de formas y colores.

Según escribió Francisco Valcarce para la exposición 'El silencio de la mirada': 'Muro lanza su mirada desde el silencio, desde la oscuridad, hacia imágenes grabadas en la retina, detenidas en el tiempo, congeladas en el espacio; formas y colores procedentes de mundos microscópicos, presentes habitualmente en la naturaleza, que le sirven como pretexto, como inspiración para crear sus propias imágenes'.

Se trata de imágenes formadas mediante el vertido de la pintura, pigmentos empapados en agua, sedimentos que quedan sobre el lienzo al evaporarse los líquidos, transparencias de color y, sobre todo, la luz; la luz como uno de los protagonistas principales de la obra.

Gotas que caen, se precipitan violentamente contra la tela, colores que desplazan unos a otros, ambigüedad de formas, manchas que dan la sensación de flotación, levedad, movimiento en el espacio o en medios acuosos... En definitiva, imágenes que se forman y se descomponen, en los que hay unos tiempos de observación, plasmación y materialización de la obra cuyo resultado final hace intuir unos mundos que invitan a la curiosidad y producen una sensación de extrañeza, de irrealidad misteriosa, con un gran poder de atracción de la mirada.

El viaje como metáfora, pues la pintura en sí misma es un viaje a través de infinitos caminos, de ilimitadas posibilidades, de necesidades que surgen en la soledad del estudio, desde el silencio, al intervenir el artista sobre la tela. Así, entablo un diálogo con la pintura y sigo unos posicionamientos que intento sean siempre coherentes con mi propia obra.