Descripción de la Exposición
Isabel Villar (Salamanca, 1934) es una artista fundamental para entender el modo en el que la figuración pictórica evolucionó en España en las últimas décadas del siglo XX. Su forma de pintar se podría enmarcar dentro de las corrientes vinculadas con esa forma particular de entender el pop aquí. Compañera de generación de muchos de esos artistas, su proyecto, sin embargo, se distingue por la creación de un mundo personal que parece fuera del tiempo y que, en su carácter casi mágico, se abre a múltiples interpretaciones, a infinitas lecturas, a ser parte de mil y un relatos. Sus jardines, bosques, parques y playas se convierten en lugares de la posibilidad. Están habitados, casi siempre, por mujeres, niñas y ángeles que, en soledad o en compañía, conviven con animales, algunos exóticos, otros más conocidos. Cuando se trata de animales salvajes, no huyen, ni atacan, aunque tampoco parecen estar domesticados, sino que son sus compañeros. No hay ningún conflicto. Son mujeres, niñas y ángeles que no corren peligro, ninguna amenaza las acecha. En esos cuadros se resuelven algunos conceptos que se han considerado contrarios, aunque quizás, como ella demuestra, no lo sean del todo: arte y naturaleza, artificial y natural, civilización y salvajismo, cultivado y silvestre…
Esos animales también sirven para generar extrañamiento, como cuando los incluye en otro tipo de escenas que son también muy habituales en su producción: los retratos de familia. Aquí son animales de compañía y, a la vez, los mirones que observan lo que está ocurriendo. Estos retratos de familia remiten a un pasado que siempre parece volver, que nunca se marchó. Las citas directas a la fotografía son fundamentales, no solo en los fondos, esos escenarios falsos que interrumpen a veces sus paisajes, sino también las referencias al álbum familiar, en este caso, al suyo propio. Se añade así una capa más de significado: podrían ser las fotografías de cualquiera, pero son los suyas, las propias, creando una suerte de inusual autobiografía, una galería de retratos que son a la vez familiares y extraños.
Sus pinturas, lejos de ser ingenuas, ocultan siempre un mensaje que responde a una crítica o un comentario social. A veces son muy obvios, como el triple retrato de Fernando de los Ríos, Pablo Iglesias, y Julián Besteiro, pintado en pleno período de la transición. En otros casos, hay que mirar con más detalle, ver lo que sucede en los márgenes de las imágenes o leer entre líneas. Por ejemplo, a Villar se la ha considerado una de las artistas pioneras en la genealogía feminista del arte español. Ella decidió desde el principio subrayar su posición como mujer y artista y, sin concesiones, eligió un estilo propio. Sus imágenes de mujeres embarazadas de comienzos de los setenta son excepcionales. No era un asunto que se representase. Villar también ha sido fundamental para generaciones algo más jóvenes. Supo adelantar en su obra algunos presupuestos que desarrollarían después los artistas que pertenecieron a la generación de la Nueva Figuración.
La exposición se ha pensado como una antología. No es una retrospectiva al uso en la que las obras se cuelgan siguiendo un orden cronológico sino que se articula en torno a los temas que han centrado su producción. De este modo, se hacen evidentes también algunas de sus estrategias, como la repetición, y se observa muy claramente la evolución de su estilo, que no responde en absoluto a lo naïf, sino a una intención clara de distinguirse, de ser diferente.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España