Descripción de la Exposición
JARDÍN DE INVIERNO.
INSTALACIÓN DE MICHAEL FILEZ EN MAGATZEMS WALL & VIDEO.
La asociación cultural Magatzems wall & video presenta en su inclasificable y polivalente espacio la obra del artista Michael Filez (Roeselare, Bélgica, 1977), Jardín de invierno, una intervención que manifiesta de modo explítico su filiación a las propuestas de Marcel Broodthaers, todo un referente del arte conceptual en su país, y que se inspira, concretamente, en su instalación Un jardin d´Hiver realizada en el Palais des Beaux Arts de Bruselas en 1974.
La apariencia define el aspecto formal de las cosas, lo que se reconoce por semejanza en su representación e identificamos como tal. Pero, la apariencia también refiere el significado de la cosa que parece y no es. De esta acepción, precisamente, deriva el conocimiento generalizado de que las apariencias engañan, no en razón de su equivalente verosimilitud, sino en relación a su analogía con la simulación, lo que resulta sinónimo de ficción. Y en torno a este concepto, y a la afirmación de Broodthaers de que 'una ficción permite captar la realidad al tiempo que la oculta'1, se desarrolla la propuesta expositiva que reseñamos.
La instalación Jardín de invierno de Michael Filez está constituida por un mural y una escultura. Todo convencional, todo reconocible. Con pintura negra derramada sobre las blancas paredes el artista representa fidedignamente la forma de las palmeras, de recio tronco, reconocibles copas y pecioladas hojas. Pero, en el proceso de action-painting, el líquido derramado gotea y, desdibujado, crea sombras. Las palmeras, extendidas, ocupan las paredes configurando un indeterminado jardín triste y oscuro, como de invierno, postergado al natural letargo, y su presencia y apariencia sugieren, a un tiempo, la transformación de la naturaleza y la evanescencia de la vida.
La pieza escultórica representa la maqueta de una iglesia tal cual, con su escalinata de acceso, su enfatizada portada y elevadas torres al cielo. Sin embargo, si miramos detenidamente comprobamos que la escalera se va reduciendo desde su arranque, y proporcionalmente, hasta coincidir con las reducidas dimensiones de la puerta cerrada; el rosetón semeja un agujero oscuro pleno de misterio y constituye el único vano al exterior; y las torres resultan tantas y tan sobredimensionadas que parecen infranqueables. Se hace patente una sensación de asfixia, de que si entras ahí no podrás salir, a modo de fobia a los espacios cerrados. La imagen como síntoma, acción-reacción que deviene somatización. Y es que en la memoria del artista persiste la historia que escuchó del párroco de su pueblo cuando era niño: que Hitler, nada más y nada menos, había estado dibujando aquella iglesia. Suceso verídico, o anécdota, el caso es que cambió la percepción de aquel entorno, en principio amable, y se convirtió en un lugar maldito, transformándose en alegoría o metáfora de la tristeza y desolación invernal, símbolo del horror.
Hay algo de alquimista en este artista que maneja modos de expresión convencionales y modos de representación conceptualmente indefinidos que al interactuar establecen otros ámbitos de significación. Y es que, tal y como afirmaba Wittgenstein, 'el 'ver como?' no pertenece a la percepción. Y por eso es, a la vez, como un ver y no como un ver, (?) Y por eso aparece el resplandor fugaz de un aspecto, mitad vivencia visual, mitad como pensamiento'2
Helena de las Heras.
1 Marcel Boodthaers, Comunicado de prensa, Documenta 5, Kassel, junio 1972.
2 Brand. Gerd. Los textos fundamentales de Ludwig Wittgenstein, Alianza Editorial, Madrid, 1981, p. 129.
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