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El capítulo de la muestra dedicado a la obra de Matta-Clark cuenta con unos antecedentes ilustres: Le Corbusier y Jean Genet también aplicaron su mirada crítica sobre el tejido urbano. A instancias del GATCPAC, Le Corbusier visitó en los años treinta el casco urbano de Barcelona para realizar un diagnóstico y una reforma que la Guerra Civil acabó truncando. Se partía de un principio higienista que aspiraba a acabar con la degradación social que tan bien retrata Jean Genet en Diario del ladrón, obra publicada en 1949. Este primer tramo de la muestra nos situa entre dos polos: el del interés racionalista por sanear la ciudad y el de la atracción por explorar todo ... aquello que es marginal. Las esculturas y relieves de Joaquín Torres-García, los móviles de Alexander Calder, ambos de 1931 y realizados en Barcelona, y Construcción lírica de Leandre Cristòfol, de 1934, nos permiten ilustrar este periodo rico en contrastes que encontramos recogido posteriormente en piezas de Antoni Tàpies, Lucio Fontana y Salvador Dalí, y en los grafitis de Brassaï.

El crítico Sebastià Gasch afirmaba en un artículo de 1929 publicado en La Veu de Catalunya que amaba «las cosas vivas», en alusión a los hallazgos que realizaba en sus paseos con Miró por las calles del mitificado Distrito V. Calificaba aquellas calles de «mucho más impresionantes que ciertos itinerarios, podridos de arqueología muerta». Ahora podemos tener constancia de ello gracias a las fotografías de Josep Domínguez, un funcionario municipal encargado de documentar aquellos lugares alrededor del año 1932.

Esta Barcelona también fue la que causó impacto en Le Corbusier cuando en sus carnés dibujaba desnudos femeninos provocados por la atracción que le despertaba la constante visión de prostitutas, llegando el arquitecto a identificar la ciudad con un cuerpo de mujer. En uno de sus apuntes puede observarse el perfil de una Barcelona vista desde el mar, con Montjuïc y los rascacielos que Le Corbusier había proyectado en primera línea de costa, en que la silueta de la ciudad recorre el cuerpo desnudo de una mujer.

La propuesta más reciente de este apartado nos llega de la mano del cineasta José Luis Guerín y su película En construcción, que deja constancia del derribo de viejos inmuebles del barrio y la llegada de nuevos habitantes. Se destaca de esta forma la tensión entre las distintas representaciones de la ciudad, entre la voz que emerge de la calle y la que llega de los despachos donde se perfilan los proyectos urbanos.