Tiempo atrás, cuando todo era plenitud y monotonía, una masa indistinta formaba el mundo.

En una de esas informes noches, una mano extraña, una grieta descarada irrumpió en el mundo dividiéndolo en dos. A mí, que desperté en la parte izquierda, me tocaron las proposiciones verdaderas. A mi hermana, recostada en la orilla derecha, le tocaron las proposiciones falsas.

ELLA, origen discontinuo, mano esbelta y descarada, creó el vacío agrietando el mundo y al ordenar el espacio en ese jolgorio cosmológico a mi me condenó a la certeza y a mi hermana al error.

Mientras yo adorno el mundo con la verdad, ELLA espesa el vacío, se apodera de la vida, mediadora ... del caos: lo trata, lo adora.

Mientras mi hermana desgasta el lenguaje, ELLA distribuye sin nombrar, ordena sin clasificar.

Es una mano estudiada, una perversión esbelta y desorganizada alimentada a base de luz.

Mi hermana, la errónea, sentenciada a describir lo inexistente me amenaza con la contradicción, esconde las verdades bajo la negación mientras ELLA, la mirada precisa, la mano descarada, dirige el mundo con texturas, ajena al verbo, esquiva elegante la razón, reparte caos ordenadamente y juega al origen componiendo mitos sin tradición.

ELLA es la mano precisa, la mirada sintética que tiempo atrás dividió el mundo jugando a la belleza, mediadora del caos, a quien trata y adora.