Descripción de la Exposición
Al igual que en la adolescencia, llegada cierta edad se producen algunos cambios fisiológicos, estructurales y mentales en las personas. El paso del tiempo, las experiencias, la intensidad de la vida vivida, etc. van dejando en los cuerpos, marcas indelebles como si de un mapa en relieve se tratase, con sus valles, mesetas, cordilleras, depresiones, y con cambios de tonalidades producidos por una estación invernal libre de melanina. La piel, se ve atraída por una inevitable fuerza de la gravedad que la arrastra hacia el mismo núcleo de la tierra, proporcionándola de una elasticidad jamás vista, ya que no tiene retorno.
La asimilación de estos procesos se ve agravada por diferentes percepciones: mientras corporalmente se van produciendo los cambios citados, el cerebro no los acepta, ya que sigue enviando información engañosa a los cuerpos, haciendo creer que la edad real no se corresponde con la sentida. El mejor ejemplo, es cuando alguien se mira en un espejo y se niega a aceptar que la persona reflejada es él.
No solo ha de aceptarse el propio cuerpo, sino también el ajeno. Las relaciones de pareja han de reinventarse, para no quedar ancladas en el recuerdo del pasado. Cambiar la búsqueda de antiguas curvas por otras desconocidas hasta ahora, mediante las necesitadas gafas para la presbicia corporal. Difícil tarea debido a los estereotipos impuestos por una sociedad rendida por el culto al cuerpo, la belleza y la juventud.
Exposición. 27 jul de 2018 - 24 ago de 2018 / Claustres de l'Hospici - Museo de la Garrotxa / Olot, Girona, España