El año 1882, en pleno auge del Eixample, los hermanos Masriera, miembros de una familia burguesa de artistas e industriales muy influyentes en la sociedad y la cultura catalana, encargaron al arquitecto Joan Vilaseca la construcción de un taller de artistas. El edificio, un templo de gusto neoclásico conocido como “Templo del arte”, destacó por su singularidad arquitectónica y por la actividad multidisciplinaria que se llevaba a cabo. La exposición ‘L’art i el temple. Història visual del taller Masriera’ hace una revisión de la historia de este edificio, de su actividad cultural y de su impacto en el arte y la cultura barcelonesa. Una ocasión para revisar las fuerzas ideológicas, los movimientos culturales y los hechos históricos que marcaron, no solo la evolución del edificio, sino la vida de la sociedad barcelonesa de finales del s. XIX hasta la década de 1950.