Descripción de la Exposición
El MAS y la Fundación Caja Cantabria vuelven a unir sus fuerzas en la organización y producción de una singular muestra individual del artista cántabro Antonio Díaz Grande. El proyecto responde al título Laberinto y está montada en la Sala Up destinada a especiales intervenciones espaciales o instalaciones, normalmente de artistas cántabros. Son ya varias las muestras aquí organizadas, todas ellas destacadas por sus cuidados montajes, recordando las de Gruber o Bermejo.
El desarrollo del proyecto le es propuesto por las dos instituciones a Díaz Grande hace un año. La idea primigenia consistía en llevar a cabo un relato único de su trayectoria, Así nació laberinto. Díaz Grande, con la inestimable ayuda inicial de Orlando Brito, comenzó a diseñar una obra única, contando con piezas de su propia colección, así como con las obras propiedad tanto del MAS como de la Fundación Caja Cantabria. Muchas de las piezas del singular recorrido, y que se podrán ver insertas en lo que es la instalación única, se podrán disfrutar por vez primera en Santander, junto con otras ya conocidas. Como epicentro del montaje, el artista ha ubicado justo en el centro la emblemática obra que Antonio Díaz Grande donó al MAS hace año y medio. Otras obras y fotografías son de nueva producción, así como dibujos y distintos elementos novedosos.
Laberinto es una instalación site-specific para la sala Casyc-up de la Fundación Caja Cantabria realizada con tableros de madera contrachapada proporcionados por los talleres municipales de Santander, tableros colgados del techo o puestos a ras de tierra, dispuestos de forma laberíntica, pero de forma controlada, ya que marcan un único camino. Ya solamente estos tableros, sin la inclusión posterior de las piezas de Díaz Grande, están concebidos como si fuera la propia obra de esta exposición. Montados los tableros de forma detallada y paciente (a cargo de la habilidad de Jesús García Calvo), el nuevo espacio intervenido sirve de singular contenedor de casi veinte obras o piezas muy diversas, obras del artista trabajadas y mostradas desde el año 2007 y hasta la actualidad.
Tanto el artista como el equipo curatorial, evita la palabra o concepto retrospectivo, ya que ni era el objetivo, ni tiene cabida en la exposición. Sin duda, se trata de una presunta revisión de los trabajos realizados en torno al espacio doméstico en la trayectoria del artista desarrollados durante más de quince años. Pero ese ni era ni es el propósito. Esa “revisión” que no es tal, se trabaja con el fin de convertir cada obra, en otra u otras, diferentes, con el aliñe de otro carácter transversal fundamental. De esta forma, el artista se vale del uso del contexto o contexto desde otro punto de vista, canjeando aspectos de atemporalidad e intemporalidad.
Tal como es sabido y conocido, en Antonio Díaz Grande todas las obras están relacionadas con el hogar y conceptualmente con el espacio, el individuo, la piel y el género. En este caso, de forma máxima y absoluta, dejando de manifiesto todos y cada uno de los aspectos que siempre le han acompañado. De hecho, él ha marcado un itinerario fiel y único, a modo de estancias, como si de un apartamento se tratase (sin serlo), recorrido marcado que a él le interesa invitar a llevar a cabo. De hecho el espacio está concebido como laberinto –sin serlo- y como muy especial distribución arquitectónica de una vivienda, aunque los espacios no se corresponden obligatoriamente con estancias al uso. En este sentido, no busca, en modo alguno, una distribución rutinaria y doméstica, generando sorpresas. La instalación viene a ser un juego de deleite, funcionando como un laboratorio del interior (LABerINTO), laboratorio de interior espacial e introspectivo.
El carácter de obra única de la instalación, lleva a su vez que ni existen ni contenga datos de fechas de ejecución, ni de materiales, ni de medidas, ni de ningún otro tipo de cada obra sumada, de las piezas de las distintas estancias, generándose esa unidad manifiesta. De ahí que en el montaje, no existan cartelas ni ninguna otra señalización que, de alguna manera, distorsionarían el concepto de instalación única que tiene el desarrollo espacial planteado. Para el artista, esta obra es fundamental a la hora de hacer participar al visitante de forma activa, generando otras miradas, las suyas propias.
Así es, la distribución espacial nos remite a una vivienda y un laberinto al mismo tiempo. Hay alusiones al hogar o territorio y el territorio como pertenecer, ser de ese lugar. La influencia del espacio y lo que acontece dentro de él en el individuo. Interés por el espacio doméstico, el hogar primario como responsable principal (no único) del carácter y la formación de una persona. Cartografías y distorsiones del territorio. Siempre y en todo caso, el protagonista principal de la obra es y será el ser humano en torno a él giran el resto de conceptos de esta exposición, aunque él es la suma de todos ellos. Los condicionantes del hogar y sus individuos en la formación y el desarrollo del individuo. Y, sobre todo, la instalación respira piel por los cuatro costados, es esencialmente epidérmica, piel espacial, piel arquitectónica, piel objetual, piel mueble, piel material, piel..., algo que siempre ha caracterizado y caracteriza a Antonio Díaz Grande y a su obra, con sus perfecciones y, sobre todo, sus imperfecciones, manchas, arrugas, tiempo... Incorpora, sin duda, el concepto de género como construcción. El gesto, la norma, la educación. Lo establecido en las rutinas, tareas. El sí y el no, el blanco y negro. El objeto y el mueble como metáfora.
La singular instalación podrá ser visitada hasta finales del mes de julio. Contará con la posibilidad de ser disfrutada a través de visitas guiadas llevadas a cabo por las jóvenes historiadoras del arte Isabel Cotero y Lucía Andérez.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España