Exposición en Barcelona, España

La utilidad del vacío

Dónde:
Museu de les Arts Decoratives / Palau Reial de Pedralbes. Av. Diagonal, 686 / Barcelona, España
Cuándo:
28 feb de 2008 - 04 may de 2008
Comisariada por:
Descripción de la Exposición
Luigi Colani, Charles y Ray Eames, Antoni Gaudí, Henry van de Velde, Marcel Wanders o Rachel Whiteread son algunos de los artistas y diseñadores presentes en esta exposición comisariada por Uli Marchsteiner.

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Un escritorio modernista de Henry Van de Velde, sillas anatómicas de Luigi Colani y Günter Beltzig, las rayografías de Man Ray, los primeros diseños orgánicos de Charles y Ray Eames, un candelabro fundido en cera de Oscar Tusquets, una mesa de Marc Newson, el arte conceptual de Rachel Whiteread y la matriz del pavimento de Antoni Gaudí…

La utilidad del vacío examina la importancia para la creación contemporánea de la nada, la pausa, el silencio, el intervalo. Y lo hace a partir de una extraordinaria selección de piezas de diseño que permiten establecer paralelismos con la arquitectura, el arte, las ciencias naturales y la ingeniería industrial; un juego fascinante ... que enfrenta materia y nomateria, lleno y vacío, formas positivas y negativas. Más allá de las implicaciones filosóficas y religiosas del tema, la exposición quiere mostrar la relación entre la modernidad y el vacío y presentar las aplicaciones prácticas que se dan en el proceso industrial, con la aparición del diseño anatómico y el uso de moldes para fabricar todo tipo de objetos. El concepto de la exposición y la selección de las piezas ha sido obra del diseñador industrial y teórico del diseño Uli Marchsteiner, actual presidente de ADI-FAD.

La exposición se desarrolla en cinco ámbitos que tratan el tema del vacío desde distintos puntos de vista: el concepto filosófico, la historia de las ideas, la evolución del diseño y el desarrollo de nuevas técnicas de diseño industrial. La variedad de piezas, el contrapunto entre obras muy conocidas (los moldes de Gaudí) con otras que representan un descubrimiento para el público (objetos científicos y piezas de los pioneros del diseño que no acostumbran a formar parte de exposiciones), la alternancia de clásicos y creaciones de los últimos en llegar, hacen de La utilidad del vacío una exposición provocadora y sugerente, que nos enseña a mirar el mundo que nos rodea y nos invita a pensar.

El descubrimiento del vacío: del horror vacui al vacío empírico

A lo largo de los siglos, la idea de vacío ha sido ajena a la mentalidad occidental. La filosofía arisotélica describe un mundo lleno, mientras que los padres de la Iglesia hablan de la plenitud de la creación divina. A diferencia de lo que sucede en las filosofías orientales (sobre todo el budismo zen), el vacío se ha interpretado, en Occidente, desde la óptica de negar rotundamente su existencia. En el siglo XVII, un grupo de científicos, los llamados “vacuistas”, encabezados por Isaac Newton, demostraron que el cosmos estaba formado por un 90% de vacío. La exposición se abre con una máquina neumática de hacer el vacío, procedente del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Madrid, que se contrapone con objetos de diseño y obras de arte cinético que han adaptado los experimentos científicos al terreno de los estético. El objetivo: provocar una paradoja e invitar al espectador a reflexionar sobre las relaciones entre los objetos y su contorno, entre lo vacío y lo lleno, entre lo visible y lo invisible. 2. Experiencia positiva/negativa: llenar el vacío y vaciar lo lleno

En 1898, el prestigioso arquitecto Henry Van de Velde diseñó un escritorio para el despacho del director de la Revue Blanche. Se trata de un mueble de extraordinaria belleza que es una de las piezas más destacadas de la exposición. La línea exterior del escritorio, de formas orgánicas, se ajusta de manera perfecta a su uso, rodeando al usuario con una ondulación que parece una caricia. Reflexionando sobre su obra, Van de Velde escribió, con aire de manifiesto: “el punto culminante en la armonía y la claridad mental sólo será posible a través del descubrimiento del valor estético, que también corresponde, junto a los contornos positivos, con los contornos negativos de los objetos, y tal vez es este nuestro descubrimiento más importante”. Por primera vez, pues, encontramos, enunciada explícitamente, la idea del contorno negativo como vacío útil, y la modernidad hará suya esta idea. En este apartado de la exposición se pueden contemplar objetos de épocas y procedencias muy diversas que juegan con la ambigüedad y el trompe-l’oeil: desde unos azulejos sevillanos del siglo XV hasta un juego de cubiertos diseñado en 2001 por Judith Höfel, unas fotografías de Man Ray y varias obras de arte óptico de los años 70 de Victor Vasarely, Ludwig Wilding y Getulio Alviani.

3. Modelar la memoria/mímesis natural: fósiles, huellas y naturalezas muertas

Este apartado de la exposición presenta distintos ejemplos de objetos tridimensionales que han retenido sus formas exteriores: máscaras mortuorias, el molde de una dentadura, el rastro de un animal, la huella de una estrella de Hollywood en el Paseo de la Fama… Detrás de estas intervenciones siempre se encuentra la idea de la posteridad humana. Pero la naturaleza también crea moldes: los fósiles de animales prehistóricos o las petrificaciones de Pompeya. En este bloque pueden verse distintos moldes de objetos naturales realizados por Gaudí para realizar las figuras de la fachada del Nacimiento del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia.

La artista británica Rachel Whiteread tiene un papel muy destacado aquí. En House forró de hormigón los espacios de una casa victoriana a punto de ser derruida para crear moldes de ella. El negativo se convierte en un modo de dejar constancia de la vida pasada y materializar la memoria. Entre los objetos que se pueden ver en esta sección destaca la obra Spongevase (2002) del holandés Marcel Wanders, un jarrón modelado a partir de una esponja natural, o un candelabro de Oscar Tusquets que reproduce en metal el goteo de la cera.

4. Anatomías invertidas: del molde anatómico al diseño orgánico

En 1942, los pioneros del diseño Charles y Ray Eames diseñaron una pieza llamada legsplint: una férula adaptada a la pierna de un hombre, destinada a los soldados norteamericanos heridos en la Segunda Guerra Mundial (se produjeron 20.000 unidades, pero nunca llegaron a sus destinatarios). Un nuevo material, el contraplacado de madera, permitió crear un envoltorio perfecto del cuerpo humano, que combinaba ligereza, funcionalidad, comodidad y belleza orgánica. El desarrollo de materiales susceptibles de ser modelados orgánicamente provocó una revolución en el campo del diseño. Charles Eames y Eero Saarinen desarrollaron sillas adaptadas a la anatomía humana. Este fue el primer paso hacia un diseño ergonómico adaptado a las características físicas y psicológicas del ser humano. Otro precursor, contemporáneo de los Eames, Thomas Lamb, estudió la forma y el funcionamiento de la mano para crear su famosa wedge-lock handle, un asa asimétrica que reparte mejor el peso. Resinas y plásticos permitieron a los diseñadores de los años sesenta y setenta crear formas orgánicas, el nuevo Jugendstil de poliéster, representado en la exposición por Günter Beltzig y su silla Floris. También pueden contemplarse obras del diseñador suizo-alemán Luigi Colani, que han tenido una gran influencia en el diseño de los últimos años, el llamado “blobismo” –diseño de gotas y grumos-del cual son representantes Ross Lovegrove o Marc Newson.

5. Modelos y matrices: el vacío en el proceso industrial

El último apartado revisa la importancia de modelos y matrices en el proceso de fabricación industrial. Las técnicas de modelaje, que se conocen desde tiempos primitivos, se han ido sofisticando y diversificando y actualmente ofrecen a los diseñadores posibilidades inéditas. La exposición ofrece ejemplos de estas técnicas de tres épocas distintas y de diferentes tecnologías. El modelaje en hormigón en el caso del pavimento hidráulico de Gaudí para la Pedrera realizado a principios del siglo XX por la empresa Escofet; el molde de poliuretano expandido en el caso de la silla Minitonda de Burkhardt Vogtherr, producido por Arflex/Martínez-Medina a finales de los años ochenta y el modelaje del inodoro Frontalis diseñado por Rafael y Belen Moneo para Roca en cerámica industrial, son algunos ejemplos.

El catálogo de La utilidad del vacío incluye, además del texto del comisario, Uli Marchsteiner, las colaboraciones de Gillo Dorfles (El vacío y la arquitectura), Albert Ribas (La historia del vacío), Anthony Vidler (un espacio oscuro) Daniel Giralt- Miracle (Los moldes de Gaudí), Rachel Delphia (Ergonomía y espacio negativo), Gerd Siekmann (El diseño orgánico en la Alemania de los años 70), y Isabel Campi (diseño, estilo y molde) es una obra de referencia en su campo.

 

 
Imágenes de la Exposición
Günter Beltzig, Silla “Floris”, 1967

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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