«Detrás de la ronda de las horas y los puntos salientes del paisaje se encuentran, en efecto, palabras y lenguajes» (Augé, M. Los no lugares)

Espacios en los que la identidad y la relación ya no existen en la forma en la que se conocían; realidades mutantes. Lugares de tránsito, espacios donde las personas chocan sin tocarse, se miran sin verse. Ruidos intuidos, silencio. Estos no lugares son los que elige Amieva para habitarlos con su obra, para crear sus libros de artista, en los que una realidad gris se superpone a las palabras del encuentro, del pasado, del afecto. Las palabras de Amieva Ferrer nos llevan en un viaje de desvelamiento de lo humano que persiste en esos espacios, para mostrarnos tantos sueños al unísono, tanto sueño reposando en la ciudad, para hacernos ... ver las palabras que se ocultan detrás de las filas de seres que deambulan por las calles en distintos tiempos, en distintas misiones.

El itinerario por el que Jordy nos guía es un camino simultáneo en el que el espectador contempla al mismo tiempo la lluvia y el tiempo gris, el movimiento incesante que define los espacios de transición de la sobremodernidad, pero que le recordaban el olor de los campos donde gustaba bailar bajo la lluvia, que es tan diferente a la que caía en la ciudad en ese instante. Los lugares del pasado se transfiguran al contemplarlos en movimiento, sin recorrerlos más que con la mirada rápida y trepidante de un viajero que nunca se detiene. Y la soledad, que recorre escenarios tan alejados, tan iguales: la soledad buscada, la soledad sobrevenida, la soledad auto negada. A veces solo, a veces no (...) A veces quiero decirte tanto Y no logro decir nada.