Es una muestra pictórica que retrata la individualidad, la soledad, la ira y la apatía que vive nuestra sociedad; la búsqueda humana por sobrevivir a lo salvaje yace casi extinta y refleja la desesperada necesidad de atención a la individualidad. Las piezas que muestran humanos entre híbridos deformes, reptiles y nahuales rompen la intimidad de especies y armonizan entre lo social y sexual creando salvajes fetiches zoofilicos que se llenan de placer y hacen que el espectador se convierta en un placido voyerista de lo prohibido. La sociedad de la ira celebra su intelecto, Su tecnología, sin embargo su instinto transgrede la violencia que jamás puede ser domesticada, esa violencia que perfora sus límites entre su sociedad y su ambiente, esa violencia que es necesaria para su desfogue promiscuo, lujurioso y decadente.