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Kohei Nawa, de 33 años, expone en Japón y en otros países de la escena internacional, y es uno de los artistas más interesantes de su generación. Su obra plantea interrogantes sobre la frontera entre visión y percepción, al tiempo que describe un mundo onírico y lleno de delicadeza.

Transformar lo ordinario en excepcional

Kohei Nawa vive en Kioto, donde dispone de un inmenso taller que le permite ejecutar piezas de dimensiones monumentales. Tanto en sus esculturas como en sus dibujos, instalaciones o películas juega con la percepción del entorno del espectador e inventa cosas envueltas en una extraña poética. Nawa transforma el estado original de una imagen, de ... una cosa o de un espacio con la proyección de imágenes sobre el agua, o cubriendo ciertos objetos con cuentas de vidrio, o invadiendo el espacio con gigantescas formas moleculares. De ese modo, trasciende la banalidad y convierte lo ordinario en excepcional: transmuta residuos, colillas, una fruta o un animal disecado en objetos preciosos y extraordinarios.

Nawa estudió en la Universidad de Arte de Kioto y, más tarde, en el Royal College of Art de Londres. De su estancia en Gran Bretaña deriva, tal vez, una utilización del objeto que recuerda a la New Sculpture inglesa y a artistas como Tony Cragg, Bill Woodrow o Richard Deacon. La comparación, sin embargo, no pasa de ahí, pues su estilo refleja una incontestable personalidad.

Según dice, todo comenzó con una pregunta: “¿qué significa ver cosas?” Interrogarse acerca de si los objetos que veía y tocaba eran en efecto las cosas reales mismas fue el detonante de su carrera artística. Y esa es la cuestión que subyace en la serie que denomina “Beads-sculptures” (esculturas de cuentas), que presenta en la Fundació Joan Miró y en la que empezó a trabajar cuando aún estudiaba en la Universidad de Kioto. Desde entonces, confecciona estas piezas con objetos que adquiere por internet y luego reviste con cuentas de vidrio transparente. El artista confiere una “nueva piel” al objeto, lo vuelve abstracto y difícilmente identificable. La mirada debe atravesar esa capa de vidrio para reconocer el contorno de un animal disecado, de un zapato o de un juguete. Los juegos lumínicos de las cuentas producen una vibración mágica en torno a los objetos, y los magnifica. La serie es un experimento sobre la luz y la transparencia, sobre la fragmentación y la metamorfosis de la imagen, e invita al observador a cuestionarse, él también, qué es una imagen.

El hecho de que el artista compre los objetos que precisa por internet es coherente con su planteamiento: el primer contacto con éstos es virtual y se establece por medio de la imagen. La posesión y el posterior revestimiento del objeto, lo aproxima a la percepción primera. Objetos tan diversos como un zapato de baile flamenco (una referencia a España con motivo de la exposición en la Fundació), una cobra o un coyote disecados, juguetes (entre ellos, la muñeca Kewpie, un auténtico icono en Japón) aparecen totalmente recubiertos de cuentas de vidrio de distintos tamaños, que a un tiempo aportan una impresión de homogeneidad y permiten apreciar accidentes superficiales. Para Nawa, la realidad está formada por diversas “epidermis”. La mirada del observador debe atravesar los estratos para aproximarse a la realidad. La yuxtaposición de esas cuentas evoca la estructura molecular del agua.

Lo que le interesa, por encima de esa nueva apariencia, es la imagen del objeto percibida a través de las cuentas de vidrio: una imagen difuminada, de contornos imprecisos, un “sueño” de objeto, una “aparición”.

La pixelación de la realidad

Las cuentas son para Kohei Nawa un sistema de abstracción de la imagen que convierte al objeto en algo casi virtual. La forma del objeto, la materia de la que está hecho, su color, se adivinan, pero no resultan evidentes. Otra serie, Prisms, nos desvela un propósito semejante. Los objetos, cautivos en el interior de cajas acrílicas cerradas por una superficie prismática, se sitúan, nuevamente, entre la ilusión y la realidad. Dependiendo de su ubicación en relación con el objeto, el espectador lo verá alterado o no. ¿Qué es lo que ve? ¿Un arma real? ¿Un juguete? ¿Un objeto volumétrico? ¿Una imagen holográfica? Se trata, por tanto, de promover una reflexión sobre la percepción de la realidad. El artista crea, con materiales y técnicas diversas, una obra coherente y homogénea, que aborda la cuestión desde ángulos distintos. Esa coherencia, ese hilo conductor, aparece además en el título genérico de sus obras: PixCells, acrónimo de píxel (el elemento mínimo de una imagen digital) y célula (unidad mínima de los seres vivos), que resume una preocupación recurrente, la de determinar la naturaleza de lo que llamamos “objeto” y de lo que llamamos “imagen”.

“Crear experiencias”

Kohei Nawa explora con soportes y con materiales cuando proyecta imágenes sobre el agua o cuando dibuja con cola líquida sobre un muro. Él dice que “crea experiencias”, situaciones en que el espectador es invitado a cuestionarse el estado de la imagen. Con el fin de establecer un diálogo con el espectador, dirige personalmente el montaje de sus exposiciones. La presentación de las obras en el espacio es una de sus preocupaciones fundamentales, por lo que dispone la medida de las peanas, las condiciones de iluminación, elementos que juzga importantes en la percepción de la obra.

Kohei Nawa crea también a menudo obras in situ, como ocurriera con la serie Scum, que el público español pudo descubrir en 2005 en la Bienal de Valencia.

Si en la serie Beads y Prisms, el motivo (el objeto) se localiza dentro de la escultura, en la serie Scum el proceso es invertido: la imagen se despliega por el espacio, de manera caótica, dejada al azar (dirigido por el artista) de la expansión de la espuma de poliuretano.

Se produce una ebullición, una efervescencia de la materia. Si bien deja a un lado la delicadeza de las cuentas de vidrio para elaborar esculturas invasoras y tentaculares, con las que recrea espacios monumentales, visualmente muy diferentes de las demás series, la reflexión, no obstante, sigue siendo la misma.

La carrera de Kohei Nawa se encuentra ahora en pleno desarrollo. Ha mostrado su trabajo en las ferias de arte más importantes, como por ejemplo en Art Basel, con la cobertura de una de las galerías más interesantes y dinámicas de Tokio, SCAI The Bathhouse. La de la Fundació Joan Miró es su primera exposición individual en Europa. Las obras que pueden verse en el Espai 13 han sido creadas especialmente para esta muestra, que cierra el ciclo dedicado a la joven creación japonesa contemporánea. Kohei Nawa invita al visitante a hacer un recorrido del propuesto por las artistas que le han precedido en el ciclo ¡Kawaii! Japón, ahora. Más allá de la seducción inmediata de sus objetos, Nawa destaca las características de la imagen en nuestros días: una imagen que fluctúa entre la realidad y la virtualidad, entre la materialidad y la inmaterialidad.