Descripción de la Exposición
ORIT BEN-SHITRIT / JOHAN GRIMONPREZ / DOR GUEZ / VALÉRIE JOUVE / CHIP LORD / NATACHA NISIC / ELISA ARCA / JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI / MARCO PANDO / LUIZ ROQUE
La cuestión del miedo es un terreno viscosamente trillado. En lo cotidiano tendemos a vincularlo con nuestra condición presente y, sin dudar mucho, decimos: hoy vivimos con miedo. Acto seguido, es inmediato el consenso: el miedo es un fenómeno propio de nuestra época hiperinformada. En este sentido, los medios de comunicación masiva desempeñan un rol fundamental al servicio del poder, al cual le conviene una sociedad mansa, aplacada por una trama de temores. Suena coherente, pero ¿acaso no existía el miedo generalizado antes de Internet, antes de la televisión, antes de la radio y los periódicos? Es verdad que la presencia de los medios de comunicación nos acorrala, pero ¿qué podemos pensar entonces de la idea de Dios, hoy muerto pero aun así omnipresente? Y antes de él la Naturaleza, abrumadora, inconmensurable. Y, como parte de ella, el Otro, que siempre está al acecho.
El miedo estuvo siempre, no es algo que se viva en una determinada circunstancia; el miedo es parte constitutiva de aquello que nos hace seres vivientes, de nuestra alma, diría Aristóteles. Por eso su administración es un recurso tan efectivo de control. A Dios hay que temerle, la Biblia lo dice literalmente infinidad de veces. Es tanta la insistencia que no amerita citas. Es innegable cómo este texto, bastardeado, a medida de sus conveniencias, por toda ideología judeocristiana, mantiene hoy una vigencia abrumadora. Ese miedo oscurantista resuena con eficacia aun en nuestra soberbia posmoderna, mantiene su fortaleza como herramienta ideológica, condiciona con poderío nuestro devenir político. Dios puede castigar al humano; lo hará si el humano hace lo que es capaz de hacer. En el humano reside un gran temor al Otro, porque conoce de primera mano el peligro que éste significa para él. Homo homini lupus. Por eso inventa a Dios, para someterse a sí mismo a una fuerza superior que controle sus actos. Pero los castigos divinos no siempre llegan a tiempo, por eso es necesario un instrumento de este mundo. Tanto le tememos al prójimo que, además de crear a Dios –o, al menos, su relato–, creamos un monstruo poderoso al que le cedemos la autoridad de ejercer la fuerza, un Leviatán que nos protege del Otro, pero que también nos controla y nos somete en el ejercicio de una economía de nuestros miedos.
La Naturaleza, el Otro, Dios, el Estado. ¿Cómo huir del miedo (phóbos) si lo llevamos con nosotros? La trampa perfecta de la que no podemos escapar es parte de nuestro ser. Quizá lo máximo que podamos hacer es volvernos conscientes de esta circunstancia y, a partir de ello, tomar decisiones dentro del estrecho margen de posibilidades que nosotros mismos delineamos con la intención de no ser totalmente sometidos. Acaso tan solo de eso se trate la libertad. El arte no es capaz de transformar esta realidad, no puede cambiar el mundo, para eso está la política. Lo que puede hacer el arte es combinar las cosas de una manera innovadora, producir relaciones y perspectivas por fuera de las tendencias dominantes. El encuentro con eso-diferente que es la obra de arte puede despertar en el espectador reflexiones nuevas que conllevan potencialmente un crecimiento. En ese sentido, la presente muestra, que agrupa obras que atraviesan la cuestión del miedo desde diferentes ángulos, puede entenderse como una herramienta de pensamiento para alimentar esa conciencia, ampliar los márgenes de acción y aumentar de algún modo nuestra libertad.
La exposición se distribuye en tres espacios del MUNTREF - Centro de Arte Contemporáneo. En la primera sala se encuentran las obras de Chip Lord, Kamal Aljafari, Johan Grimonprez y Marco Pando. La mayoría de ellas trabaja con el imaginario cinematográfico, desanda un universo artificial que se confunde con la realidad que vivimos. El espectáculo, diseñador de ilusiones y miedos, es reinterpretado por percepciones sensibles y críticas. Aparece también una mirada vigilante, próxima al punto de vista de las cámaras de seguridad, que se ubica en el extremo opuesto a la diégesis clásica del cine. Como contraparte de la ficción articulada, estas imágenes contemplativas palpitan de angustia y ansiedad por la pasividad que las conforma. ¿Cómo puede no pasar nada?
En el corredor central, que conecta la primera sala con la segunda, se alinean diez pantallas planas que contienen una serie de obras en video producidas por la UNTREF. Son piezas que, al cumplirse cuarenta años del último golpe cívico-militar, enfrentan diferentes problemáticas desplegadas por la dictadura y el terrorismo de Estado. Estas obras son la continuación de una muestra que CONTINENTE organizó hace diez años con el título Ejercicios de memoria - Reflexiones sobre el horror a 30 años del golpe. Para esta nueva edición se invitó a un grupo de artistas que trabajan con medios audiovisuales desde perspectivas sumamente diversas y se les propuso realizar un video de cuatro minutos. Ellos son Hernán Khourián, Carlos Trilnick, Juan Sorrentino, Jonathan Perel, Martín Mórtola Oesterheld, Ignacio Liang, Ana Gallardo, Christian Delgado junto a Nicolás Testoni, Gustavo Fontán y Magdalena Cernadas.
Una secuencia de miedos propios de la modernidad se entrelaza en la segunda sala. La obras de Orit Ben-Shitrit, Natacha Nisic, Luiz Roque, Dor Guez y Valérie Jouve se disponen en una puesta en coro que traza vínculos variables entre la inseguridad cotidiana y la catástrofe atómica; el carácter hegemónico del Estado y el poder desestabilizador de la finanzas; la travesía personal y la guerra.
Exposición. Desde 03 nov de 2016 / MUNTREF CAC - Hotel de Inmigrantes / Buenos Aires, Argentina
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España