Descripción de la Exposición En Brujas, el 10 de enero de 1430, Felipe el Bueno, duque de Borgoña, anunciaba con ocasión de su boda con Isabel de Portugal su intención de fundar una orden caballeresca denominada del Toisón de Oro. Los sucesivos duques de Borgoña serían los soberanos de la Orden y deberían nombrar un número limitado de caballeros, de título no hereditario, conforme a unos rigurosos estatutos basados en los ideales caballerescos medievales que la Casa de Borgoña trataba de exaltar y revivir. La jefatura de la Orden pasó a la Casa de Austria a través del matrimonio con Maximiliano I de María de Borgoña, hija del segundo soberano Carlos el Temerario, que había muerto sin descendencia masculina. Desde María hasta Felipe el Hermoso y desde éste hasta su hijo Carlos I, el personaje más poderoso de la Europa de la época, la Orden vive su período de máximo esplendor. Con la guerra de Sucesión española, la soberanía pasa de la Casa de Habsburgo a la de Borbón, aunque desde entonces han convivido dos ramas de la Orden, la española y la austriaca, ya que el derrotado archiduque Carlos VI se consideró a partir de 1712 también titular del ducado de Borgoña y, por tanto, Jefe y Soberano de la Orden del Toisón. ESTA EXPOSICIÓN se centra en la rama española de la Orden y cuenta su historia desde sus orígenes hasta su actual jefe, S.M. el rey Juan Carlos I. Reúne retratos de sus soberanos de la mano de los mejores pintores, como Pantoja de la Cruz, Carreño de Miranda, Velázquez o Goya; representaciones de sus héroes y patronos, como san Andrés, Gedeón y Jasón, y armaduras en las que se exhiben orgullosamente los símbolos de la Orden ?el vellocino de oro, los eslabones y el pedernal chispeante, el aspa o la cruz de san Andrés. A todo ello se añaden códices, joyas y textiles que dan testimonio del rico y codificado ritual de la Orden. Destacan asimismo las piezas pertenecientes a la Casa Real de España, muy raras veces mostradas en público y de gran valor histórico y simbólico. Oro sobre negro La Orden del Toisón de Oro constituyó desde su fundación en 1430 una de las marcas distintivas en la manera de retratarse, primero de los duques de Borgoña y, desde Felipe I el Hermoso y su hijo Carlos V, de los reyes de España. No se trata sólo de la constante presencia del collar y el colgante con vellocino de oro en los retratos de los soberanos. La influencia del tipo «a la borgoñona» que creó el pintor Rogier van der Weyden y difundió su taller en sus retratos de Felipe el Bueno y Carlos el Temerario, en el que el soberano aparece retratado de oscuro o en negro sólo resaltando en su pecho las insignias de la Orden, fue decisiva en la configuración de una peculiar forma de retrato áulico muy característico, sobre todo, de los reyes españoles. Se exponen ejemplos de esta tipología retratística desde el siglo XV hasta el XVIII, destacando obras de pintores de la importancia de Sofonisba Anguissola, Diego Velázquez o Hyacinte Rigaud. El retrato armado Los jefes y soberanos de la Orden también gustaron de retratarse con armadura, uno de los rasgos distintivos del caballero, ostentando sus signos sobre el metal. Piezas de Leone Leoni, Antonio Moro, Gaspar de Crayer o Antón Rafael Mengs, así como preciosas armaduras de parada de las que cuelgan el collar y el vellocino de oro, realizadas por los principales armeros europeos del siglo XVI y conservadas en Viena y Madrid, nos ofrecen algunos de los mejores ejemplos de este género. Liturgias y ceremonias Los estatutos de la Orden prescribían un ceremonial muy reglamentado que se desplegaba sobre todo en los capítulos ?reuniones de todos los caballeros?, que eran el momento de mayor importancia en la vida de la institución. El primero tuvo lugar en Lille en 1431 y el último, que hizo el número 23, en Gante en 1559, ya en tiempos de Felipe II. En ellos, soberanos y caballeros vestían los mantos rituales ?rojo, blanco y negro? con los que aparecen en multitud de ocasiones. Al soberano se le representaba siempre con manto rojo y armiño blanco, como vemos en el Felipe III de Pantoja de la Cruz, el Carlos II de Carreño de Miranda o en el Fernando VII de Vicente López, así como en los libros de los estatutos de la Orden, entre los que destaca el llamado Códice de la emperatriz, con su célebre miniatura de Carlos V realizada por Simon de Bening. Religión y mitología Los patronos de la Orden son Gedeón, autor según la Biblia de un doble mulagro con el vellón y que aparece en un importante tapiz de principios del siglo XVI; Jasón, cuya hazaña al recuperar el vellocino de oro se evoca en la pintura de Erasmus Quellinus, discípulo de Rubens, y san Andrés, que preside la sala principal de la exposición en el extraordinario cuadro de Rubens que forma parte del patrimonio de la Fundación Carlos de Amberes. Por eso el atributo de este último, el aspa o cruz de san Andrés, aparece junto con el pedernal y sus chispas, en alusión a la divisa del duque de Borgoña Hiere antes de que la llama prenda y el vellocino en varias piezas de la exposición, desde ricas armaduras como la de Carlos V niño hasta vestiduras religiosas. El Toisón de Oro y la dinastía borbónica Después de la guerra de Sucesión, Felipe V fue proclamado rey de España en 1700. Hasta 1713, una vez firmada la paz de Utrecht, había concedido 40 collares del Toisón, entre ellos al duque de Berwick ?como vemos en el cuadro de Ingres?, aunque en 1704 expulsó, por traición, a 36 caballeros. Se inicia una nueva etapa de la Orden, en la que, al no resolverse la jefatura, los emperadores austríacos siguieron concediendo collares en paralelo a los reyes de España. Estos siguieron haciéndose representar con el collar y el vellocino por sus principales retratistas de corte, desde Jean Ranc o Miguel Jacinto Meléndez en el siglo XVIII hasta Vicente López en el XIX. Sobresalen en esta sección dos lienzos de Francisco de Goya en los que retrata a Carlos III y Carlos IV. El primer caballero no católico de la Orden fue el duque de Wellington. Por su destacada actuación en la guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, Fernando VII le otorgó en 1812 la preciada condecoración. El joyel de su collar y un magnífico retrato del duque pueden contemplarse en la exposición. Isabel II fue la primera mujer en ostentar la jefatura, que se justificó, al ser reina de España, con la fórmula de la «soberanía del Toisón aneja a la corona de España». Desde 1847 la jefatura deja de ser una prerrogativa exclusiva del soberano para estar compartida con el gobierno, y desde 1851 se concede por el Consejo de Ministros. Con la Restauración de la Monarquía en 1874, se restablece la Orden con todas sus prerrogativas y se hace cargo de ella María Cristina de Habsburgo-Lorena durante la minoría de Alfonso XIII, como muestra el cuadro de Vicente Palmaroli. Precisamente fue un acto de imposición de medallas de la Orden el último acontecimiento oficial de este monarca antes de la proclamación de la Segunda República en 1931. Tras el fallecimiento de Alfonso XIII en Roma en 1941, don Juan de Borbón concedió a su hijo el collar de caballero, que hacía el número 1.175. La historia de los jefes y soberanos de la Orden del Toisón tiene su último episodio importante el día 14 de mayo de 1977, cuando el conde de Barcelona renunció a los derechos históricos y dinásticos, recibidos de su padre Alfonso XIII, en la persona de S.M. el rey don Juan Carlos I de Borbón y Borbón, actual jefe y soberano.
Exposición. 17 nov de 2024 - 18 ene de 2025 / The Ryder - Madrid / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España