Descripción de la Exposición
La mano que dibuja sin saberlo
“Al ponerse, el sol tenía un diámetro reducido y una cadencia broncínea, extinguiéndose y sin rayos, como si desde la mañana millones de siglos hubieran ido acercándolo a su fin. Un denso cúmulo de nubes se iba divisando hacia el norte; tenía un color verde oliva, siniestro y oscuro, y yacía sobre el mar, bajo e inmóvil, a semejanza de un obstáculo sólido en el trayecto del barco…” (Joseph Conrad)
La abstracción es intrínseca a la representación. Al representar las cosas, lo que hacemos es construir otras que las señalan. Estas formas del lenguaje sintetizan aquello que representan y a su vez lo desbordan generando otro tipo de significados. Ese es el movimiento del acto de representar. Las pinturas de Antonio Mesones nos señalan algo que no sabemos muy bien lo que es. Lo percibimos físicamente como un vehículo totalizador a través de una única iluminación o coloración de eso que señala. Intuimos que algo sucede por las sensaciones que nos llegan. Líneas que modulan la luz y se expanden más allá del cuadro.
La deconstrucción de la forma que aparece en su última obra nos indica el carácter procesual que define esta exposición. A partir de los contornos, registrados con plantillas, de las formas de los cuadros precedentes, se plantea la discontinuidad de esa línea que las configura generando una ambigüedad entre la figura y el fondo. Éstas remitían a un conjunto de dibujos que el artista elaboró hace algunos años realizados de manera automática y que ejecutaba mientras hablaba por teléfono. Estos “dibujos telefónicos”, como así los llama, estarían hechos de oídas, sin mirar, por una mano libre que conecta con las imágenes del inconsciente. Curiosamente, estas imágenes tenían mucho parecido, o así lo veía él, con los objetos que convivía habitualmente, como las conchas recogidas en la playa o el cenicero que tenía sobre la mesa de trabajo. Sin saberlo, la mano dibuja aquello con lo que está familiarizado en una relación de conveniencia. La semejanza está ligada por la proximidad de unas cosas con otras.
Cada cuadro se plantea como un espacio, de tiempo, por el que circular. Imágenes cargadas de materia. Relieves generados tras capas y capas de pintura que ocultan y a su vez desvelan otros territorios. Una pintura orgánica y sensual ejecutada de manera pausada. Una lentitud del trazo que gradúa progresivamente el color hasta hundirlo en el mismo fondo del cuadro. Un fondo que va construyendo la forma; un fondo que viene hacia delante creando una atmósfera densa. La obsesión de Mesones por captar lo que sentimos y transformarlo a través del color en pura imagen. No de una manera ilusionista (aquí no hay parecidos), sino emulando la naturaleza y escuchando lo que esta le susurra. ¿Dónde está la realidad y dónde la imagen proyectada?
Acumulaciones, sedimentos de materiales pictóricos que evocan el paso del tiempo y la memoria de lugares habitados. Imágenes cargadas de tiempo que dilatan el momento de conclusión en cada cuadro en donde las capas sucesivas van corrigiendo lentamente las formas y las distancias que estructuran la composición. Luminiscencias de paisajes que provienen del vientre del pintor. Nubes intestinales que rebajan la saturación de los tonos primarios haciéndolos más difusos. Lo que se pierde y lo que está por venir. Pintura de contorno duro expuesta a las inclemencias del tiempo y a las contingencias del día a día.
Algo flota…
José Aja. Madrid, enero de 2023
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Antonio Mesones (Torrelavega, Cantabria, 1965) estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco, Bilbao, España. Vive y trabaja en Berlín, Alemania, desde 1994. Su obra puede encontrarse en colecciones como Fundación Marcelino Botín, Fundación Coca-Cola, Museo Würth, La Rioja, Colección CAM, Valencia, Colección CAC, Málaga, entre otras.
Exposición. 17 nov de 2024 - 18 ene de 2025 / The Ryder - Madrid / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España