En los grabados de Ramiro de Undabeytia la luz viene de dentro. Y no me refiero al virtuosismo técnico por el que se desmonta la materia y brotan los claroscuros como rasgos biográficos de los objetos y los lugares que el artista recrea, sino al resplandor secreto que transforma lo real porque nace de una luz interior, de una mirada profunda, de un brillo hondo y penetrante. Una claridad escondida en las entrañas de todo cuanto nos rodea, pero sólo al alcance de ojos privilegiados, es la que sitúa a estos grabados en un espacio en el que conviven lo cotidiano y lo lírico, la realidad y el símbolo, la materia y su eco. En estos grabados la luz no es una complicidad externa, es una forma de inspiración.'

Eduardo Mendicutti. Narrador, periodista y crítico literario

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