Descripción de la Exposición
Técnica del Quattrocento y horror sublime
La belleza que esconde lo macabro y lo terrorífico protagoniza “La luz atrapada”. Es la nueva exposición de Christian Rex van Minnen en la galería VETA by Fer Francés. Encontramos un trampantojo a lo Collier o la luz de Rembrandt en retratos y bodegones que reflejan la complejidad y la ambigüedad que definen la obra de este artista.
Esta exposición se inaugura simultáneamente con otras dos muestras: Nocturnal Moonrise del taiwanés Vincent Cy Chen y Rostros, con Atanda Quadri Adebayo, Alex Becerra, Matías Sánchez y Santiago Ydáñez.
Tiene la técnica de los pintores del Quattrocento. Utiliza óleo sobre lino. En su pintura –solo pintura– encontramos cuatro capas: tono, imprimatura, colorante muerto/ grisaille y glaseado, el método veneciano desarrollado por Tiziano y mejorado por los pintores holandeses del Siglo de Oro. A veces, Christian Rex van Minnen incorpora medios actuales como las resinas alquídicas. Pero a la luz y la dulzura del italiano, añade una dosis de monstruosidad y otra de humor. Es el maestro del horror sublime.
El estadounidense se niega a tratar la pintura como escapatoria de la fealdad de la realidad. Según afirma, “nos hemos estancado en la zona de confort de la belleza”. La customización de los feeds en redes, donde nada impacta ni desafía los gustos preestablecidos, ha empobrecido la experiencia visual. Su muestra La luz atrapada, que puede visitarse en Galería VETA by Fer Francés a partir del 16 de noviembre, presenta una serie de bodegones en hornacinas –a modo de trampantojo–, una pareja de retratos en primer plano y dos composiciones que agrupan una masa confusa de personajes. Estas piezas retan al espectador a mirar de frente lo grotesco, lo violento y lo sobrenatural. Al fondo, dice, “siempre puede encontrarse una extraña belleza”.
Los lienzos de Van Minnen generan una cierta incomodidad por lo extraño de lo que muestran. A pesar de todo, incitan a resistir el impulso propio de apartar la mirada. En sus retratos, el artista muestra pieles enfermas, con llagas y pústulas, en las que se lucen tatuajes, referencias cinematográficas y algún que otro meme. Sus bodegones entremezclan gominolas deformadas, alimentos podridos, flores y rostros humanoides en descomposición. Atracción y repulsión funcionan como dos polos de un mismo eje, en cuyo centro se balancea la obra de este artista. Pero hay otro componente imprescindible en su obra, el humor. “Es muy importante para mí. Soy un gran admirador del stand up y de la comedia que se inclina hacia el absurdo. Valoro el malestar y la desestabilización que ofrece el género”, explica. Y aclara, “en términos de arte visual, me interesa el arte que describe emociones difíciles de definir, ese espacio entre la belleza y el horror, o el humor y el terror. Son puertas de entrada dinámicas al autoconocimiento”.
Los trampantojos de gran formato que componen esta exhibición ponen a prueba la mirada del visitante. Como explicaba el filósofo Jean Baudrillard, “los objetos ya no huyen de nuestra visión panorámica; ahora son ellos quienes nos miran y se abalanzan sobre nosotros sin atravesar la tercera dimensión”. La ordenación del cuadro ha cambiado. El punto de fuga se posiciona ahora sobre el propio espectador. La complejidad de las obras de Van Minnen crea una ilusión de vértigo visual que engaña al ojo y desafía la posición privilegiada del espectador.
Sobre el artista
Christian Rex van Minnen (Rhode Island, Estados Unidos, 1980) reside y trabaja en Santa Cruz, California. En 2002 terminó sus estudios en la Universidad Regis de Denver. Desde entonces, ha participado en multitud de muestras, individuales y colectivas, en Los Ángeles, Nueva York, Copenhague, Hong Kong, Vancouver o Madrid, entre otras ciudades. Entre las colecciones que incluyen sus obras destacan la del Museo de Arte de Denver (Colorado), la Colección Solo (Madrid), Djurhuus (Dinamarca), Christine & Andy Hall (Florida) o la Colección Richard B. Sachs (Nueva York).
“Me encanta ver lo que se puede conseguir con la pintura al óleo cuando se separa de sus orígenes y se pone al servicio de nuevas formas e ideas. Las grandes escuelas clásicas me ayudan a repensar la forma en que yo trabajo la pintura, sobre todo, en cuanto a la luz y las atmósferas”, ha reconocido el artista. David Pagel, crítico de Los Ángeles Times, dijo de él que “pinta como un viejo maestro, superponiendo capas para que sus óleos parezcan iluminados desde dentro”. Así, afirmaba, sus pinturas terminan siendo “más reales que lo real”.
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España