Sus obras son siempre inquietantes (e inquietas), en un flujo constante entre creación y destrucción, que referencian los ciclos vitales del ser humano. De allí su gran poder conmovedor. Su trabajo cuestiona la capacidad que tiene una imagen dada de retener la memoria y de corresponder a aquello que dice representar, y es por eso que muchas de las obras de Óscar son inestables y frágiles.
En su obra, el mundo se desvanece. Óscar ha comprendido ese proceso a partir del recorrido contrario, es decir, la desaparición se elabora al poner a funcionar hacia atrás la mecánica de la aparición. Es una manera sistemática de desbaratar la creación. Lo particular de su trabajo es que está en el “entre”: sus obras móviles nos muestran seres o figuras que todo el tiempo están a medio camino; nos presenta apariciones, presencias. Seres que están sin estar, que nos acosan sin que en realidad...los podamos enfrentar.
En este juego se evidencia el artista como filósofo: somos testigos de la sutileza de su reflexión acerca de los modos en que están imbricadas imagen, tiempo y memoria.
Óscar Muñoz. Vive y trabaja en Cali (Colombia). Estudió arte en la Escuela de Bellas Artes de Cali en los años setenta. Ahí empezó a experimentar con la mezcla entre dibujos e imágenes fotográficas, incursionando en la relación de la fotografía y otros soportes audiovisuales con la realidad, convirtiéndose en los ejes de su creación artística. Ha realizado una gran cantidad de exposiciones en todo el mundo desde la década de los setenta, siendo conocido por el uso de materiales efímeros e inusuales en investigaciones de la imagen fotográfica y reflexiones sobre la memoria y la mortalidad, muchas de ellas nacidas del impacto del contexto de la guerra entre los cárteles de la droga y el Gobierno. En 2005, fundó Lugar a Dudas, centro cultural y residencia para artistas, espacio de encuentro, trabajo y participación desde el arte en el debate público.
Entrada actualizada el el 12 nov de 2021
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