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La palabra como elemento constitutivo del lenguaje permite construir, comunicar y transmitir. Las obras presentadas ponen en evidencia cómo, a través de la palabra y el discurso que ésta genera, los artistas cuestionan los límites de la contemporaneidad, intentando esclarecer el modo en que se percibe lo real y el lugar que ocupa el individuo en este contexto. Este recorrido ... por la Colección MUSAC pretende ofrecer al espectador reflexiones a través de la palabra hablada, escrita, o incluso la ausencia de ésta, desde múltiples soportes como la fotografía, el vídeo, el dibujo, la pintura y la instalación. Así, a través del uso de la fotografía documental y del vídeo respectivamente, artistas como Gillian Wearing y Chus Gutiérrez, abren un espacio al Otro para que se manifieste. El compromiso social a través de la metáfora, en el caso de Shirin Neshat o de la performance reivindicativa del colectivo Mujeres Creando, también abren canales para escuchar reivindicaciones o realidades que afectan al individuo.

Immo Klimk y Diller+Scofidio ahondan en la problemática de la sociedad de consumo. Éstos últimos, al igual Pilar Albarracín se sirven de la interpelación directa al visitante, siendo en el caso de la artista española, una irónica reflexión sobre el exacerbado culto al cuerpo. Artistas como Cerith Wyn Evans, Ignasi Aballí y Erick Beltrán, basan sus trabajos en la deconstrucción del lenguaje para generar nuevas construcciones narrativas.

Candice Breitz y Eulalia Valldosera reflexionan acerca de cuestiones de identidad. Por una parte Breitz se refiere a la lengua japonesa, que desde una óptica irónica crítica explora el conocimiento que desde Occidente tenemos de esa cultura; por otra parte, Valldosera se interesa en la construcción de aforismos para estudiar conductas humanas. Alicia Martín, otra de las artistas incluidas en la Colección, hace uso físico del libro como parte de la obra y anula la función primordial de éste, como portador de información para reflexionar sobre la idea de vacío.

Las piezas presentadas en La Fuerza de la Palabra evidencian, una vez más, cómo el arte es una de las pocas posibilidades que nos quedan para crear intersticios entre el terror y el escape, espacios de reflexión y debate que permitan cuestionar nuestra percepción del mundo contemporáneo.