Descripción de la Exposición
Genialidad es la capacidad de percibir de modo inusual. Ello se vuelve más evidente y visible al observar las obras de Mayka Kaïma, que tratan de evitar las relaciones estandarizadas, en su exposición «La edad de piedra» del 29 de octubre al 15 de noviembre de 2018 en el Centro Cultural Julio Cortázar.
Las palabras son armas poderosas, pero en el caso de Mayka Kaïma y su exposición «La edad de piedra» precisamente lo que sobran son las palabras y lo que prevalece es la oportunidad de emocionarse.
Está adscrita a la teoría de que los viajes son el más completo de los libros y la más intensa de las escuelas y que existen lugares donde el arte y la naturaleza se entremezclan con el mar, la montaña, los ríos... Lugares donde los recursos naturales son ilimitados.
Renacemos en este mundo con cada despertar; cada día hay una nueva oportunidad para empezar de nuevo y vivir una nueva vida. Esta teoría se puede trasladar al caso de las piedras que en manos de esta artista, vuelven a cobrar vida.
Somos conscientes de que se necesita una sabiduría especial para mirar a través de las piedras y saber que pueden contarnos bonitas historias, conservando su encanto y autenticidad.
Con sus cuadros, Mayka Kaïma nos muestra su destreza, al convertir situaciones cotidianas en extraordinarias vivencias artísticas.
Sus obras nos contagian la exaltación de los sentidos y la belleza, a través de
la magia del amor, la madurez de los años,el disfrute de las aficiones, el despertar de la vida en sus comienzos, la complicidad de la amistad...
En ellas existe la improvisación libre y desatada apoyándose en sus piedras que a la vez callan y hablan.
Sus cuadros han sido, son y serán huellas dejadas por el camino de sus experiencias vividas o soñadas, relatos con piedras que acompañan recuerdos.
En ellos se adivina su deseo de búsqueda y aspiración por acumular constantemente nuevas experiencias y el tema de cada obra, es resultado de un proceso en el que la emoción y la naturaleza han ido de la mano.
Es emocionante ver como los visitantes se involucran en las historias, más allá de ejercer como meros testigos que únicamente las contemplan.