Descripción de la Exposición
Después de Final de Partida, la última gran exposición de Jordi Teixidor en el IVAM, quedaron sobre el tablero las fichas que nos daban la evidencia de un final obligado lo que, como en otras tantas veces, nos llevaba a pensar que el proceso creativo no es automático y que desemboca en situaciones diferentes a las pretendidas en un inicio.
La partida jugada tal vez haya sido, junto con su serie de pinturas negras, la más radical en su larga carrera. El éxito no estaba en llegar al final sino en reconocer el fracaso, la derrota, en cuyo limite cabe esperar la continuidad.
Una vez más, no hay en sus pinturas evidencia de la representación, sino que está contenida en la manera específica de su forma. Tampoco aparece en esta ocasión el tema, ese que, según W.H. Auden, no es otra cosa que la percha de la cual colgará el poema.
Frente al rigor y severidad de la obra de los últimos años aparece en las pinturas que ahora nos muestra Teixidor una novedad, cierta ironía que por un lado nos aleja del objeto y, por otro, nos acerca a una negatividad del mismo, lo que permite una total libertad aprehensión y de apreciación.
Tres pinturas principales centran la obra de Teixidor en esta exposición. Sus títulos: La edad de los nombres, La edad de las palabras y La edad de las cosas son una referencia a la obra À la recherche du temps perdu que Proust, según el gran crítico estadounidense Edmund Wilson (E. Wilson, Obra selecta, Lumen, Barna 2022), pensó un tiempo dividir en tres partes con esos mismos títulos.
Se destaca también en la exposición la obra compuesta por un conjunto de cuatro estrechas pinturas, de diferentes colores y formas geométricas cada una. Podría considerarse como una total pieza musical, con cierta ironía cuatro bagatelas quizás. Sin embargo, a la pintura con fondo bermellón sobre la que aparece una estructura geométrica de colores cálidos centrada en la parte superior, podríamos buscarle una mayor determinación que no estaría lejos de cierta analogía con la pintura de Rothko.
Otras dos obras, de rígida geometría, una en negro y otra en que se esfuma el negro, nos remiten al concepto de negatividad. La negatividad es inherente al arte. Lo inexpresable y también el silencio forman parte de su lenguaje. Porque no es el fin último negar sino reafirmar el lado indecible de las cosas.
Considerado uno de los máximos representantes de la abstracción española, Jordi Teixidor se identifica con el pensamiento crítico y la tradición moderna para trasladar a su pintura el espíritu de la duda y de la crítica, profundizando en la abstracción y una pintura racional, apolínea, equilibrada y fuertemente contenida en los elementos expresivos.
Ha participado en la Bienal de Venecia e instituciones como La Academia Española en Roma, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, UNAM Museo de Arte Contemporáneo de Ciudad de México, la Galería de Arte Contemporáneo de Bulgaria, Caja Burgos, o el IVAM le han dedicado muestras individuales a su trabajo. En 1980 formo parte de la exposición New Images from Spain en el Guggenheim Museum de Nueva York. Su obra se puede encontrar en las colecciones del Guggenheim de Nueva York, MNCARS en Madrid, IVAM en Valencia, la Fundación Juan March, Colección Banco de España, Ministerio de Asuntos Exteriores, Colección Stuveysan en Amsterdam, el Museo Patio Herreriano, CAAM de Las Palmas, el MOMA de San Francisco, Fundación La Caixa, el Museo de Berkeley
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España