Descripción de la Exposición
Desde el 11 de Enero en MartaMoriarty ArtWindow
Performance 11 de Enero en Réplika Teatro
Tics, gestos y ademanes comulgan en el cuerpo de trabajo y en el cuerpo literal de Javier Velázquez Cabrero (Madrid, 1991), y las danzas tradicionales del sur de África y de España, –indlamu, (Zulu) o setapa (Tswana), flamenco, rumba y hasta streetdance– lo hacen también.
Desde la primera exposición de Javier Velázquez Cabrero con el equipo de BusyThinking (Slowtrack, 2014), seguimos la obra y la vida de este artista estrechamente y con profunda admiración. Nos complace inaugurar la década de 2020 presentando esta exposición de vídeo y dibujo, y perpetuando una trayectoria de colaboraciones y amistad que deseamos que continúe siendo emocional y duradera.
La comunión de tics, gestos y ademanes presenta una narración construida durante la última de las estancias de Velázquez Cabrero en Sudáfrica junto al coreógrafo David Thatanelo April. En ella, y deseablemente en la vida, el baile se entiende como un rito para la confirmación de la integridad del ser y de su conexión con la cosmología social e identitaria que lo rodea.
Profundamente expresiva, la tipología de baile que los dos performers han creado hunde sus raíces en los imaginarios colectivos y en los paisajes gestuales de sus respectivas comunidades, enfatizando las similitudes que existen entre ellas.
Velázquez Cabrero investiga con ese fin su propia biografía, y abraza ciertas referencias que han conformado su identidad, formación e investigación. Por encima del street dance, del butoh o del flamenco, destaca la influencia de la figura de su abuelo materno, quien era llamado con frecuencia a los escenarios por su carisma e integridad para dirigir eventos sociales -a menudo de recaudación de fondos- y era espontáneo bailarín que concentraba en los movimientos de sus manos la expresión de la identidad popular nacional.
Thatanelo, por su parte, se desarrolló como educador, coreógrafo y activista de la danza en el entorno Sudafricano marcado por el Apartheid, donde el cuerpo es siempre el último lugar político en el que ejercer la libertad en un contexto social.
El resultado de la negociación entre ambas culturas es una serie de movimientos que entienden el torso como principal propulsor de energía, como el lugar en el que se guardan las emociones. Partiendo de ahí se erige una coraza de gestos que se construye y deconstruye continuamente.
Los dibujos de Velázquez Cabrero son una traducción directa de la energía derivada del baile, un guión no lineal de la danza con Thatanelo. En cada un de los trazos sobre el papel se captan los gestos, los ademanes, los tics que los han provocado y que parten de las mismas referencias que la coreografía bailada: El Cabrero observa material audiovisual y piensa en la cabra despeñada de Buñuel, en el pueblo gitano, la danza curativa del pueblo San, el flamenco y el sur de África, protestas y bailes colectivos.
Con este catálogo de movimientos dibujado con el cuerpo, Javier Velázquez Cabrero encarna un realismo psicológico estudiado, en el que tienen también cabida, por reales precisamente, los gestos no ensayados que resultan del sentimiento espontáneo del intérprete.