Romero-Rovira han abierto una brecha distintiva en el campo de la imaginería devocional y procesional andaluza y española al proponer, desde el conocimiento histórico, una estética revisionista que transita los caminos de los lenguajes rococó y neoclásico, frente a la exitosa senda del neobarroco archiconocido y rancio, que se limita a manejar esquemas repetidos e intercambiables. Unas posturas idiomáticas que nos replantean la distancia entre la realidad y la ficción de las imágenes, ante la apuesta ultrarrealista, efectista y populista de otras posiciones.

Tal vez sea por ello por lo que, sus imágenes de talla completa o para vestir, se destacan y definen por su tez alba, nacarada, casi de porcelana, salpicada de golpes cromáticos relevantes, por su morfología enjuta y rasgos simplificados, por la expresión contenida que no renuncia a la elegancia ni a la delicadeza incluso en el ... tránsito por los mayores dolores y sufrimientos.

Romero-Rovira defienden un canon distinto al artificialmente instituido, un canon constestatario, diferido, híbrido, contracultural, pero que hunde sus raíces en la historia, recuperándola, reivindicando la memoria en unos tiempos en los que la memoria se modela al gusto del consumidos, en un ademán tan posmoderno cuanto superador de la posmodernidad.