Descripción de la Exposición Entrar en el universo creativo de Félix Sanz es sentirse arrullado por el aura del nirvana, el bosque donde Ludwig van Beethoven encontraba su inspiración, inmerso en su mundo del silencio clamoroso. Encontramos 'árboles' blancos como baobabs cargados de sueños, 'piezas de bosque' reza tu título, que se convierten en grandes cuencos de feliz cromatismo o instalaciones que nos recuerdan las muchas ceremonias que se han celebrado, se celebran y se celebrarán en la cerámica, desde un tiempo lejano en la cueva magdaleniense de Le Tuc con dos bisontes copulando hasta la ceremonia del té con cuencos de rakú inspirados por Sen no Rikyu y realizados por el gran Chojiro, una realidad cerámica oriunda de Japón, en la que Félix es un consumado maestro. Este sentido culto a los bosques de nuestro protagonista, solo sigue la inspiración de nuestros antepasados que consideraban los bosques totalmente sagrados, esos mismos antepasados que descubrieron la cerámica hace dieciocho mil años, ese bosque misterioso que alberga las fuerzas ocultas de la naturaleza y que solo están al alcance de iniciados como él. El árbol como protagonista del bosque también tiene sus mitos y leyendas, viene a la memoria los bosques de pinos que rodean su entorno, estuvieron siempre consagrados a la diosa Cibeles, que 'vive' felizmente en la plaza madrileña que lleva su nombre. Los 'Árboles blancos' de Félix Sanz de tenue presencia se yerguen provocadoramente, mostrando su desolada carencia de ramas u hojas, junto a 'cantos rodados' que marcan el recuerdo de la naturaleza, según Johann W. Goethe 'La naturaleza y el arte parecen rehuirse, pero se encuentran antes de lo que se cree'. En la naturaleza encontramos tierra, aire y agua, el fuego lo pone el ceramista. Pero si ese ceramista es Félix Sanz se añade otro elemento: la pasión, esa pasión por el más vivo cromatismo de los engobes de porcelana, sobre un total control del barro, que hace bueno el dicho que afirma que 'El barro es ese material del que se hacen los sueños' y queda claro cuando se ven poderosos cuencos de medio metro dominando el espacio circundante. El arte puede ser la perfección de la naturaleza, pero la naturaleza ha hecho un mundo y el arte otro, esto queda meridianamente claro en sus murales cerámicos, que reflejan el estado de su alma: efervescente, inquieta y soñadora. A menudo se olvida que originalidad tiene su razón de ser en el origen, eso al menos dice su etimología, básicamente es aprender del pasado para partir de él, algo claro si vemos la pletórica trayectoria de Félix Sanz, siempre en constante evolución, igual que Ulises, se toma su tiempo en llegar a Ítaca, pero al dejarse estremecer en la contemplación de sus obras cerámicas, uno se da cuenta que ha aprendido mucho en el camino, viene a la memoria una cerámica romana con el orgulloso nombre de 'Felix facit' inscrito en su 'piel', una 'serendipity' (serendipidad) que haría las delicias de Mark Twain. En la cerámica se tiende a poseer talento, mientras el genio toma posesión de nuestras inquietudes poco a poco, algunos como Félix Sanz saben doblegarlo, la mejor constatación la encontramos en su obra cerámica, repleta de la expresión creativa más dialogante.
Exposición. 09 ene de 2025 - 14 feb de 2025 / Galeria Leandro Navarro / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España