Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Antoni Solà i Llansas fue uno de los artistas de mayor fama de su época. Pensionado en Roma desde 1803, se estableció allí definitivamente y llegó a ser uno de los dos únicos extranjeros que ostentaron la presidencia de la Academia de San Luca, principal difusora de la estética neoclásica. Intervino en los principales asuntos culturales y defendió la imitación de los griegos y la búsqueda de la belleza ideal, visible en sus esculturas, sus discursos académicos y las lecciones impartidas a sus alumnos. Numerosos monumentos y obras suyas decoran palacios, iglesias y plazas de Roma, Barcelona, Madrid, La Habana, Bolonia, México... Enterrado en la ciudad eterna, las nuevas directrices artísticas junto con el paso del tiempo lo relegaron al olvido. Un siglo y medio después, ésta es la primera exposición que se propone hacer justicia a uno de los grandes escultores del Neoclasicismo. No es frecuente en Barcelona poder visitar una exposición de escultura y mucho menos de escultura neoclásica. El Museo Frederic Marès presenta la primera exposición que se dedica a Antoni Solà, uno de los más afamados escultores del Neoclasicismo europeo. Asimismo, como complemento de la exposición, el Museo Frederic Marès ha editado un libro-catálogo sobre el escultor, que reúne por primera vez todas sus obras, y que de ahora en adelante será la monografía de referencia sobre Antoni Solà. Antoni Solà llegó a Roma, pensionado por la Junta de Comercio de Catalunya, en 1803. Instalado allí definitivamente, logró alcanzar el máximo grado de autoridad artística de su tiempo: la presidencia de la Academia de San Luca, de 1838 a 1840, un cargo que sólo ocuparon dos extranjeros, el danés Bertel Thorvaldsen y el mismo. Antoni Solà recibió las máximas distinciones de su tiempo, trabajó para reyes, príncipes, nobles y para la Iglesia. Barcelona, Roma, Madrid, Bolonia y también Orense, La Habana, Mérida (México) han conservado obras de Solà en diversos lugares públicos y privados. En Barcelona, en el Museo de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Artes de Sant Jordi -tres muy notables-, en el Museo Nacional de Arte de Catalunya -el grupo en bronce Venus y Cupido-y en el Museo Frederic Marès -el relieve con el que en 1801 ganó la pensión para marchar a Roma, la obra más antigua que se conserva del escultor, y el grupo en mármol de Niños jugando con una mariposa (1839), recientemente adquirido en una subasta-, o en el patio de la Casa Llotja -las nereidas de la fuente del patio central-. Solà ostentó un gran número de cargos. El 3 de marzo de 1816 fue nombrado académico de mérito de la Academia de San Luca de Roma, posteriormente nombrado consiliario de escultura, y entre 1838 y 1840, presidente de la misma. También fue director de los pensionados españoles en Roma, tutor de jóvenes artistas a los que pudo dedicar todo su tiempo ya que permaneció soltero y sin familia. Además, Solà perteneció a otras academias -San Fernando, Florencia, Pontificia Romana de Arqueología...- y a la Congregazione dei Virtuosi al Pantheon. Como académico, se involucró en asuntos notables de su tiempo, entre ellos la discusión sobre la restauración de la Capilla Sixtina y la reconstrucción de la basílica de San Pablo Extramuros. Fue el responsable del arranque de los frescos de Annibale Carracci de la iglesia de San Giacomo degli Spagnuoli, que gracias a su labor fueron salvados y trasladados más tarde a la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, que posteriormente los cedió en depósito al Museo Nacional de Arte de Cataluña, donde pueden admirarse todavía hoy. Admirador ferviente del Laoconte, gran defensor de la herencia clásica y de la imitación de los antiguos, tanto a través de su obra escultórica como de sus discursos académicos, su objetivo estético era la plasmación de la belleza ideal, es decir, la perfecta armonía entre la forma y la idea. Sin embargo, con la llegada del Romanticismo, el Neoclasicismo fue progresivamente relegado, por lo que muchos de sus autores desaparecieron del paisaje artístico. Antoni Solà cayó en el olvido, por lo que recuperar plenamente su memoria era una asignatura pendiente.
La exposición reúne once obras del escultor, muestra sus obras más representativas: desde la primera que se conoce, el relieve con el que él ganó la pensión para ir a Roma, propiedad del Museu Frederic Marès, a su última obra acabada, La Caridad romana (1851); su Autorretrato, que regaló a la Academia de San Luca, o el grupo de La matanza de los Inocentes (1835). Cabe añadir que, casi a punto de cerrar el catálogo de la exposición, el Museo Frederic Marès pudo adquirir en una subasta madrileña un grupo de mármol, Dos niños jugando con una mariposa (1839), firmado y fechado en Roma, inédito hasta su aparición, que figura también en la muestra y contribuye a ampliar el catálogo de obras del artista.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España