La Batalla del Siglo presenta laboratorios específicos de autoratas, es decir, de aquellos que han decidido tanto intuitiva como razonablemente aplicar el principio autocobaya inmersos en la performatividad artística. A partir de prácticas inoculadas en los márgenes de la sociedad y sostenidas en la urbe, sus cuerpos funcionan como los más certeros laboratorios políticos.
Se parte de la pregunta «¿Quiénes ponen el cuerpo?», que se arroja como una crítica a quienes no experimentan con/en su propia carnalidad para la creación de otras formas de resistencia a los procesos de normalización, por ejemplo el que nos compete en este caso: la construcción cultural de la feminidad y de la masculinidad.
Sin embargo esta pregunta, que se refiere críticamente a ciertas manifestaciones consideradas únicamente discursivas, permite replicar: ¿Qué hace pensar que la teoría no es el resultado de un cuerpo que se ha puesto también en la lucha? ¿Por qué en términos de...lucha, de batalla, resulta en ciertos espacios más relevante el cuerpo que siente y padece en su carne? ¿Acaso la actividad discursiva no atraviesa también el cuerpo-carne? ¿No pone lo discursivo a vibrar nuestras moléculas hasta alertar algún órgano? Hasta hacer tambalear nuestro sistema de creencias? O instalar uno nuevo?
En su propio proceso de experimentación, qué podría tener más impacto sobre su cuerpo: lo carnal o lo discursivo?
Entrada actualizada el el 21 dic de 2017
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
