Descripción de la Exposición
El próximo jueves 7 de abril la Galería Elvira González inaugura la exposición de Miquel Barceló, Kiwayu.
Las obras de la exposición, realizadas durante la pandemia entre la isla de Kiwayu, en el archipiélago de Lamu en Kenia (2021) y la isla de Mallorca (2020), donde Barceló tiene su taller de cerámica, son un canto a la vida, un momento de joie de vivre que el artista comparte con el espectador invitándole a disfrutar del mar y de sus frutos, del calor y de la sensación de libertad y plenitud de vivir al borde del agua. Un mar que es fuente de inspiración permanente para el artista mallorquín.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con textos de Miquel Barceló y del escritor Paul Bowles. Bowles, además de amigo del artista, también compartió la experiencia de vivir en una isla exótica y desconocida en Taprobane, Sri Lanka, en el año 1956.
El propio Barceló declara con una cierta sorpresa: la zambullida submarina de cada mañana, y las horas de pintura y lectura, me proporcionaban al menos una especie de tranquilo estupor. A menudo he notado que cuando en la vida todo parece irse al carajo en el estudio pasan cosas.
Aparentemente ni el propio artista sabe lo que va a pasar en su taller improvisado al borde del mar, por dónde va a salir, o mejor dicho, por dónde le van a salir sus pinturas. No hay un plan preconcebido, ni sabe qué acuarelas va a pintar, ni siquiera los motivos. Parece que las cosas le van surgiendo con el transcurrir de la horas del día.
Además en este escrito y con motivo de la exposición, Barceló reflexiona sobre la importancia del papel, no tanto como soporte de su trabajo, sino porque el papel en sí mismo, como la arcilla en la cerámica, le llama para formar parte de su obra. En esencia explica: Cuando me puse a trabajar con ellas (las hojas de papel) dieron un resultado bastante bueno. Me gustaron esas hojas. Tienen siempre un perfume penetrante, me dan ganas de fumarlas... así que estas cosas son importantes. Barceló utiliza el papel, la arcilla o lo que tenga a mano para ser modelado o pintado, por pura necesidad, compelido a hacerlo más allá de su propia voluntad.
En las cerámicas de la exposición se ve además la fascinación de Barceló por el arte rupestre prehistórico con su proliferación de animales y figuras en movimiento. Desde la década de los 90, cuando empezó a utilizar las antiguas técnicas de modelado en barro como le enseñaron en el País Dogón (Malí), Barceló pinta sus cerámicas como el primer hombre de la cueva primigenia, por una necesidad de explicar lo que ve de forma natural, para comunicarse.
Las 26 acuarelas y 11 cerámicas de Kiwayu conforman una exposición donde Barceló muestra una vez más su mundo más personal e íntimo.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España