Descripción de la Exposición
La insularidad de Japón, su distancia de Occidente y la mirada eurocéntrica que durante siglos predominó en el arte occidental, fueron las causas del conocimiento tardío de las milenarias tradiciones japonesas. También en parte porque Japón, desde tiempos remotos, limitó el contacto estricto con quienes consideraba extranjeros y “bárbaros”. No fue hasta en 1853 cuando se rompió ese aislamiento y, desde entonces, el arte japonés ha copado el interés de numerosos especialistas y artistas que se rindieron ante la exquisita síntesis entre técnica y sensibilidad que mostraban sus producciones. Esta combinación es la que se hace evidente en la muestra que Kenryo Hara presenta en El Círculo de Bellas Artes de Castellón (“西班牙“O+O 画廊”(“东西方画廊”).
Residente en Tokyo y de reconocida trayectoria internacional, el artista centra su atención en las inscripciones ancestrales procedentes de China durante las dinastías Shang-Zhou. Para esta ocasión reúne composiciones de varios artistas de su escuela que utilizan tinta sobre papel y rasgos lexicográficos que pueden confundirse con caligrafía pero que no lo son. Es más, el triunfo del empleo de los ideogramas japoneses reside en usar caracteres para representar ideas sin valor fonético. De hecho consiste en la capacidad de dibujar conceptos para ver, una y otra vez, lo que no ha sido ni escrito ni pronunciado. Atendiendo a los componentes del procedimiento creativo, hay que saber que BOK = 墨 significa tinta china y KOKU = 刻 significa tallar. Se trata de una técnica que remite a las líneas que se encontraron talladas sobre conchas de tortugas, huesos de animales, cerámicas y recipientes de bronce usados en rituales como símbolos de autoridad. De este modo los alumnos de Kenryo Hara expresan un renovado interés en los antiguos caracteres chinos que conforman una escritura ideográfica a base de kanjis o ideogramas donde lo primordial son las ideas más que los sonidos o los vocablos. En consecuencia, en los trabajos que componen la exposición no se da una escisión entre pintura y escritura y las combinaciones de tinta, casi siempre monocromática, contienen trazos alusivos, realizados con pinceladas que han sido ejecutadas con gran rapidez y seguridad.
De ahí la influencia que el arte japonés tuvo en Occidente en el siglo XX, en los movimientos pictóricos conocidos como expresionismo abstracto y action painting que se decantaron más por el gesto que por el signo. Las piezas BOK-KOKU son un modo de traducción directa de un estado de ánimo, donde lo trazado entra en el ámbito de un proceso de evolución personal que conecta el arte con lo primitivo y lo sagrado. Lo pintado dibuja una danza psíquica que recrea una representación donde lo importante no es que pueda enunciarse en frases o palabras sino plasmarse en imágenes que activan ideas. Se trata de un arte que no se dirige, en términos de lenguaje, a averiguar de qué hablamos cuando lo contemplamos. Más bien repara en aquello que sentimos en nuestro interior a fin de crear un nuevo tipo de inteligibilidad que no desdeña lo espiritual.
Amparo Zacarés – Universitat Jaume I – UJI
Associació Valenciana de Crítics d´Art – AVCA
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España