Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El trabajo de Juanli Carrión muestra interés por ciertos elementos que el ser humano crea para representar la realidad, así como por la relación político-social consciente y subconsciente de estos elementos con los actuales sistemas de funcionamiento. El trabajo de Carrión saca a la luz cuestiones sobre la conducta del ser humano hablando de los límites de su existencia a partir del cuestionamiento de sus estrategias de representación de la realidad. Kei-Seki es un vocablo japonés formado por kei, escenario y seki, piedra. Deriva del término Suiseki, utilizado para designar rocas y piedras que por su forma natural nos recuerdan paisajes, objetos, animales..., imágenes. Piedras que son veneradas porque poseen la capacidad de sugerir formas tendentes a mimetizar la naturaleza. Juanli Carrión encuentra paisajes que han sido contaminados por la intervención humana. El artista los elige para modificarlos recreando escenarios que traen a nuestra memoria imágenes que remiten a un algo fantástico, como fotogramas de una película de ciencia ficción. Escenarios varados en una especie de no-lugar, perdidos y en apariencia ajenos a la civilización, pero que sin embargo evidencian, como el propio artista señala, 'la realidad errática del ser humano'. Restos de un proceso inconcluso que Carrión retoma para convertirlo en artístico a traves de su transformación en un espectáculo colorista destinado a repensar la naturaleza del paisaje encontrado y con él la naturaleza del espectáculo mismo. Una intervención de Land-Art que en lugar de mediar sobre lo natural actúa sobre lo que ya era artificial. El resultado: inquietantes imágenes que remiten con cierta ironía al apropiacionismo deformador que la mirada occidental hace de la cultura oriental, extensible aquí a toda usurpación de lo exótico. En un segundo movimiento del juego mimético, el artista idea los Kigata-ishi, esculturas de hormigón que surgen de esta tensión entre lo natural y lo artificial. Son cactus que crecen en los paisajes retratados, o más bien son su representación en cemento. Pero Carrión no se detiene aquí y restituye sus Kigata-ishi en el paisaje donde se encontraron, realizando una nueva intervención en el territorio de 'lo natural'. Las copias de hormigón vuelven a convivir con sus originales, para revelar el desarrollo de un proceso que repiensa la relación del arte con la realidad y los entresijos de la representación. El artista fotografía esta contaminación paisajística para documentar la acción, presionando la imagen tanto como puede, para demarcar al máximo lo que de verdad pesa o puede llegar a pesar, buscando los márgenes de su perseverancia. ¿Qué es lo que perdurará más? ¿La planta hecha de hormigón o su foto en la pared? Finalmente las plantas, convertidas en esculturas, se muestran desmenbradas junto con el vídeo Kei-Seki como una instalación a la que se añaden elementos extraños al ámbito de lo natural, como luces azules o una nube de humo que invade el espacio expositivo. Instalación que cierra el proyecto completando así un laberinto de espejos, de simulaciones y de tensión entre verdad y simulacro.
Fotogràfica 10.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España