Conocido por sus pinturas aparentemente monocromas, y claramente relacionado con el arte minimalista, Jus Juchtmans realiza un montaje diferente para cada exposición.

La sala donde sus obras se muestran tiene un papel relevante para él, y el modo en el que deben estar colocadas es fundamental ya que el reflejo del espacio circundante es parte integrante de la obra.

Juchtmans trabaja con una pintura traslucida que aplica sobre el lienzo en diversas capas consecutivas, no necesariamente del mismo color. En ocasiones aplica hasta treinta capas, y así colores que en principio no hemos percibido aparecen por debajo del color dominante, y se entremezclan. Fruto de la compleja elaboración son los bordes de los lienzos, que muestran las gotas de las diversas capas de pintura aplicadas, solidificadas a lo largo del proceso.

El resultado ... es una superficie extremadamente brillante, que deja entrever diversos colores, sin que sepamos cual flota sobre cual, y que refleja el espacio que rodea la obra. El espectador se observa en el cuadro, y pasa automáticamente a formar parte de la obra, cuyo significado varía dependiendo del entorno, y de la luz.

Cada obra supone, de esta manera, una experiencia perceptiva diferente.