El ojo parece exigir para su salud un horizonte. Fotografías que hablan de paisajes silenciosos alejados de la mano del hombre, inevitablemente no de su mirada. Imágenes sin personas, fragmentos de silencio y soledad. Nada somos ante la gran línea, frente a la inmensidad del mar, y estas miradas fragmentadas nos conducen hasta nosotros mismos, giran sobre nuestros sentimientos más radicales, la muerte, el amor, la soledad. Parece que en la naturaleza nos podemos, aún, reencontrar.
Esperando a la luz y experimentar el cambio en los espacios en respuesta al movimiento de la luz. Esperando a las últimas luces y crear, con una larga exposición, azules, negros, colores intensos que dan sentido metafísico a las imágenes. Ajenas a un mundo superficial, en la mayoría de las fotografías se prescinde del lugar para pintar formas, texturas específicas, y dislocar las imágenes, convirtiéndolas en respuesta expresiva a espacios que dicen poco sobre el...lugar real. Nunca nos cansamos mientras podamos mirar bastante lejos.
Imágenes de la Exposición
Jose Mari Galan
Entrada actualizada el el 15 feb de 2017
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