Descripción de la Exposición
El MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, inaugura el 9 de junio la primera exposición individual en una institución museística española del prolífico y reconocido artista chileno-australiano Juan Dávila. Nacido en Santiago de Chile en 1946 y emigrado a Australia en el año 1974, tras el golpe de Estado de Pinochet, Dávila ha desarrollado una larga carrera artística que le llevó en el año 2007 a participar en la Documenta 12 de Kassel.
Comisariada por Paco Barragán, Juan Dávila: pintura y ambigüedad recoge una amplia selección de la producción artística de Dávila durante los últimos cinco años, que comprende pinturas de gran formato, acuarelas, carteles intervenidos y varias instalaciones e intervenciones realizadas específicamente para esta exposición que ocupará la Sala 3 del MUSAC hasta el 18 de noviembre.
La obra pictórica de Juan Dávila cuestiona de manera crítica e incisiva discursos relacionados con la sexualidad, el género, la inmigración, el colonialismo, el multiculturalismo, la postmodernidad o la alteridad. Pintura y ambigüedad no solo confronta al espectador con la contradicción y complejidad de la propia pintura, sino también con la violencia que emana de la sociedad global contemporánea que rehúye lo otro, lo diferente.
A caballo entre Australia y Chile, Dávila formaría parte de la denominada Escena de Avanzada —la vanguardia chilena de los años setenta—, aunque su encaje en dicho movimiento nunca fue fácil debido, por un lado, a las temáticas que abordaba, relacionadas con la sexualidad, el género y la raza y, por otro, a su preferencia por la pintura en un momento en que se privilegiaban lenguajes como el minimalismo, el arte conceptual, el vídeo-arte o la performance.
Influencias indígenas, coloniales, modernas y postmodernas nutren una pintura híbrida y comprometida que aborda temáticas como la religión, la sexualidad, la raza o el género desde una perspectiva y paleta novedosas que cuestionan la historia oficial de manera subversiva mediante el recurso al humor, la ironía y la parodia. Dávila ofrece, parafraseando a Foucault, una “contra-historia”, en tanto en cuanto el artista reclama para sí el ejercicio de un contra-discurso que disputa la verdad y legitimidad del discurso oficial.
Los personajes que pueblan sus telas —el roto, Verdeja, el Libertador, el transexual, el “sudaca”, el mestizo, la mujer, el refugiado o el indio mapuche— constituyen los descartados de la historia, aquellos “anti-sujetos” que son pasto de los medios de masas para acabar siendo condenados al olvido y a la ignominia.
Así, el espectador se ve enfrentado a una nueva versión de su ya entretanto icónico al tiempo que polémico Libertador Simón Bolívar —recordemos que la exposición de esta obra en el año 1994 en la Hayward Gallery de Londres causaría un conflicto diplomático entre Chile y Venezuela, Colombia y Ecuador—. Sentado, simulando más bien una pose que se asemeja al retrato clásico femenino en vez del mítico y macho Libertador, a quí nos encontramos con un personaje histórico anti-heroico, afeminado, travestido e impuro, que cabalga sobre las injusticias y las contradicciones de la raza, la clase social, el género y el colonialismo.
De atrevida y ácida paleta, también las deslumbrantes y ciertamente enigmáticas composiciones como Sudaca (2017)y Tratado de Tordesillas (2018) abordan la aún no asumida historia, tanto pasada como presente, que España mantiene con Latinoamérica y que, tal vez, el término “sudaca” ejemplifique mejor que ningún otro. Una problemática relación amor-odio que habla de injusticias y masacres, sumisiones y expolios y, sobre todo, de una culpa por la que “España como colonizador —según Dávila— aún no ha llegado a pedir perdón”. Dávila no solo “desacraliza” al Libertador, sino que en varias de sus composiciones el Papa y la curia se convierten en objeto de su pincel en composiciones transgresoras —Figura 105 y Figura 189— que denuncian la hipocresía de la iglesia católica en connivencia con los poderosos y en detrimento de los desfavorecidos.
Ambigüedad y cuerpos en flujo
Desde unas primeras composiciones como Nemesis (1976) o Wurlitzer (1978) hasta obras más recientes incluidas en la exposición como Eleleu! (2014), Yes (2014), Ralco (2016) o Figura 203 (2018), Juan Dávila concibe unos personajes enigmáticos que no son ni mujeres, ni hombres, ni transexuales, sino que representan todo ello a la vez. “Me salían así sin buscarlo —señala Dávila—, son imágenes que no pertenecen a la lógica de la modernidad ni tampoco a la rígida era digital donde no existe nada entre el 0 y el 1.” Sin duda sus personajes apelan a una sexualidad poliforme que representa al sujeto masculino-femenino como eternamente en flujo y con potencialidad para el cambio y para una nueva, flexible y más democrática configuración de las relaciones de género. Esta idea de indiferenciación entre los individuos, de indistinción entre el ego y el otro nos lleva al concepto de “ambigüedad” desarrollado por Merleau-Ponty, que permite concebir al prójimo como un individuo con el mismo estatuto que yo. Para el filósofo la ambigüedad se hallaba al fin y al cabo en el corazón mismo de la experiencia humana: “solo me conozco a mí mismo en mi ambigüedad”. Y esto es lo que parecen decirnos estos fascinantes personajes en cuerpos hermafroditas que, a decir del comisario Paco Barragán, “bien podrían ejemplificar cuerpos alternativos y memorias alternativas en oposición a cuerpos hetero-normativos e historias oficiales”.
Dávila consigue trasladar esta cualidad de “ambigüedad fenomenológica” a la pintura no solo a través del compromiso de su figuras y sus fondos, sino también mediante un uso del color sorprendente y lleno de contraste, unas pinceladas entre sutiles y vigorosas y unas composiciones siempre impregnadas de un punto de misterio.
“Si uno revisa los casi cincuenta años de obra de Dávila —aclara Barragán— se da perfectamente cuenta no solo de la complejidad y vigencia de los temas que aborda, sino también de cómo desde un punto de vista formal nunca ha dejado de seguir avanzando y experimentado, renovando el propio lenguaje pictórico y creando composiciones que nunca dejan de sorprender.”
Juan Dávila: arte y ambigüedad es una exposición que permitirá al espectador confirmar por qué Juan Dávila ha adquirido un lugar privilegiado en el panorama de la pintura contemporánea.
NOTA BIOGRÁFICA DEL ARTISTA
Nacido en 1946 en Santiago de Chile, el artista chileno-australiano Juan Dávila emigró a Melbourne unos meses después del golpe de Pinochet por razones tanto personales como políticas. A caballo entre Australia y Chile, Dávila formaría parte de la denominada Escena de Avanzada, la vanguardia chilena, convirtiéndose en privilegiado observador del devenir de ambos países. Dávila ha sido además un prolífico escritor y editor de libros de artistas. La recompensa a una larga y fructífera trayectoria le llega a Dávila con su selección para la XXIV Bienal de São Paulo Roteiros en 1998, comisariada por Pablo Herkenhoff y Adriano Pedrosa y dedicada a la “antropofagia”, y, en particular, su amplia y notable participación en la Documenta 12 en 2007, comisariada por Roger M. Buergel y Ruth Noack.
Sin duda alguna, la retrospectiva Juan Dávila en el Museum of Contemporary Art (MCA) de Sydney en 2006, comisariada por Elizabeth Ann Macgregor y Russell Storer, que recogía treinta años de obra, impactó al público y a la crítica especializada por su profundidad, interdisciplinariedad y su espíritu crítico. Otra exposición más reciente con ánimo retrospectivo sería Juan Dávila: Imagen residual,en Matucana 100 (Santiago de Chile) en 2016, comisariada por Paco Barragán, que ofrecería una selección de obras realizadas en los últimos quince años y que constituiría su exposición institucional más ambiciosa en su país de nacimiento.
En España, Dávila participa en la entretanto icónica exposición colectiva Cocido y crudo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) en 1994, a cargo de Dan Cameron. Entre sus exposiciones más recientes destacamos la participación en Historias de la sexualidad en el MASP de São Paulo en 2017, comisariada por Adriano Pedrosa, y la 38th EVA International, la Bienal de Irlanda, en abril de 2018, a cargo de Inti Guerrero.
NOTA BIOGRÁFICA DEL COMISARIO
Paco Barragán es crítico de arte y comisario independiente. Entre 2015 y 2017 fue responsable de programación de artes visuales del Centro Cultural Matucana 100, en Santiago de Chile. Entre las exposiciones que ha comisariado figuran Don´t Call it Performance, Museo del Barrio, Nueva York (2004); The End of History… and the Return of History Painting, Museo de Arte Moderno de Arnhem (MMKA), Países Bajos (2010); ¡Patria o libertad! On Patriotism, Nationalism and Populism, MOCCA, Toronto, Canadá (2011) y la retrospectiva de Juan Dávila: imagen residual en Matucana 100, Santiago de Chile (2016).
Actualidad, 13 jun de 2018
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