La exposición se desarrolla en un lugar de gran importancia formal y grandiosidad, en donde la simetría de la construcción arquitectónica y la solemne presencia de los árboles son determinantes. Es un espacio de enorme carga visual, pleno y muy completo en el que es muy difícil intervenir sin el peligro de que su belleza todo lo absorba anulando la visión de lo que en principio se pretende mostrar.

La idea que el artista plantea en esta intervención, viene definida por la creación de piezas integradas en el espacio escénico, de manera que cada una de ellas actúa como una aportación, construyendo un conjunto y un todo armónico con el entorno. Un símil de un jardín en primavera en donde, de manera lenta e imperceptible se van abriendo flores, brotando frutos y creciendo ramas ... y hojas de forma infinita.

La calidez de la madera, utilizada como soporte en todas las obras, se integra en el entorno de forma natural, únicamente el tratamiento del color intenta traernos al presente cada una de las piezas.