Exposición en Toledo, España

Jorge García Martínez

Dónde:
Centro Cultural San Clemente / Plaza de Padilla, s/n / Toledo, España
Cuándo:
01 feb de 2008 - 16 mar de 2008
Artistas participantes:
Descripción de la Exposición

Gran parte del discurso artístico actual tiene lugar como reacción ante todo un conjunto de factores que afectan y transforman, cada vez más, el paisaje político, social, cultural e ideológico de nuestros días. La propia existencia del individuo, compleja, difícil, en medio de crisis y ausencias, pérdidas sucesivas, estrategias de supervivencia, incertidumbres y avatares diversos, experimenta la agudización de conflictos y problemáticas en detrimento de aquellos valores que han identificado la naturaleza de lo humano.

La obra de Jorge García surge como resultado de una mirada inquieta y reflexiva frente al mundo que le rodea. Como exploración en los propios límites de la escultura, de lo artístico y como manera de ofrecer nuevas formas de indagar y transformar la realidad. 'Intentar transformar aquello que es familiar, hacerlo extraño y bello, a la vez', se convierte en el punto de partida para ... generar nuevas visiones que enriquezcan la vida del individuo, extendiendo sus percepciones, estableciendo cuestionamientos, creando lúdicas interferencias en medio de nuestro tránsito habitual.

De ahí que se haya valido de la escultura, ('a la manera antigua y a la manera actual'), con la que se siente más a gusto 'a la hora de fabricar, de trabajar y a la hora de ocupar un espacio'. Y a través de la que ha logrado (reivindicando lenguajes y tradiciones, renovando afinidades e influencias, postminimal, pop, escultura objetual británica de los años 70 y 80), esa recreación tan peculiar de objetos cotidianos ofreciendo, en un tiempo saturado de imágenes, sonidos, aglomeraciones y estridencias, el impacto visual y la contundencia de composiciones limpias y depuradas, monocromas y elocuentes, bajo la fuerza de una 'extraña familiaridad' que conmueve y seduce.

Compartiendo esa especial sensibilidad ante lo cotidiano característica del arte contemporáneo, Jorge García consigue nuevos e imaginativos modos de interactuar con el entorno. Sus obras parecen recorrer el paisaje y recrearlo, estableciendo juegos y asociaciones que articulan fragmentos de lo real, recombinando sus formas y sus sentidos (Silla térmica, 1997), abriendo conductos como inagotables fuentes de significado (Autosurtidor, 1999), interconectando extremos opuestos (el interior con el exterior, el pasado y el presente, lo figurativo y lo abstracto, lo sencillo y lo complejo, el vacío y el lleno), jugando continuamente con esa noción de 'ambigüedad que puede llevarnos a la confusión o al equívoco pero que también puede ofrecernos una visión dual, un doble sentido que nos permite un conocimiento enriquecedor'.

La idea de fabricar y ese gusto por 'la representación de objetos a través de la geometría y los materiales de uso industrial', ha sido el modo en que ha podido conciliar su disfrute plástico y sus preocupaciones de orden sociológico y filosófico, en la creación de formas y volúmenes en continua remodelación, que parecieran tener vida propia. Que han ido articulando esculturas y dibujos a lo largo del tiempo, sin que parecieran tener principio o final, como un proceso de formas y situaciones continuamente en construcción. Desde la singular recreación del escenario doméstico de la muestra Dibujos y esculturas (1999-2000), mesas, sillas, estanterías, surtidores, hasta las actuales incursiones en el universo del recreo (Play-ground, 2007), quizás sean esas 'extrañas cañerías', tuberías curvadas atravesando, entrando y saliendo, intempestivamente, por entre los márgenes de cubos y rectángulos, de bloques y estructuras geométricas, rectilíneas, ( hilvanando, guiando composiciones e imágenes), el reflejo de su propio impulso transgresivo y renovador, comunicativo e irrefrenable.

Con Playground (2007) Jorge García llega a uno de los momentos centrales de su trayectoria. 'Jugar, poner en acción, hacer, causar, fingir, tocar, divertirse, bromear… ', parecieran (definitivamente) promover las pautas y motivaciones discursivas de nuevas derivaciones escultóri cas (formales, conceptuales), de un modo que aglutina y expande ideas fundamentales en su trabajo: la especial atención hacia lo cotidiano 'aquello que pasa ante nuestros ojos y no parece tener importancia', la renovación del lenguaje sobre la base de la experimentación con nuevas formas, colores, conceptos y materiales, el papel activo del espectador, la relación de la obra con el espacio.

El efecto 'plateado', reflectante, del acero y el barniz que cubre las piezas contrastan con el entorno, al tiempo que incorporan sobre su superficie parte del sitio donde son ubicadas, multiplicando el efecto de sus propias variaciones formales y cromáticas. Para Jorge García 'la escultura requiere del espacio, está condicionado a él y viceversa'. Sus piezas dialogan continuamente con el marco que les rodea, sea interior o exterior, invadiéndole y transformándole, recordando la postura de artistas como Carl Andre (cuya obra sentará un precedente significativo al pasar del interés por el objeto al interés por el modo en que el objeto está situado e interactúa con el entorno), quien consideraba que la función de la escultura consiste básicamente en apoderarse y ocupar el espacio.

Alrededor de la idea de escultura y sus relaciones con el espacio -interior o exterior- se han desarrollado, en definitiva, cada uno de los movimientos o corrientes de vanguardia durante los años sesenta y setenta, los cuáles gestaban una nueva manera de enfrentar y abordar el espacio, una nueva forma de comunicación e interacción con el entorno. Así se produce el paso de la estructura minimal, 'que divide o polariza el espacio a la escultura ambiental integrada con el espacio que transforma, creando un nuevo espacio activo para el espectador'.

La obra de Jorge García se inserta dentro de ese conjunto de 'interferencias' sobre la realidad, que en la actualidad tiende hacia la creación de nuevos espacios de s u b v e r s i ó n donde ya no se trata de 'retomar el utópico asunto de la relación arte-vida', sino de incidir en la vida mediante el arte, justamente manteniendo esta distinción. Tienen lugar, entonces, sistematizaciones formales y conceptuales que se 'abstraen' de la realidad partiendo de ella misma. En Play-ground (alegoría del propio espacio de la creación), las formulaciones constructivas del artista viajan hacia una mayor abstracción de sus formas y contenidos, cada vez más sugerentes, cada vez más amplios y evocadores. Las piezas aluden a los objetos de recreo de los parques infantiles, columpios (El sitio de mi recreo II, 2006), estructuras por donde entrar y salir, de donde colgarse, cachumbambés (Ahora tú, luego yo, 2005). Una invitación a participar de esta noción de juego, de divertimento interesada en movilizar los sentidos del individuo, que insiste en esa incorporación del espectador como parte imprescindible en el funcionamiento de la obra.

Jorge García pareciera accionar (en ese interés suyo por las relaciones del cuerpo con el mundo, con el mobiliario, la industria, la arquitectura) 'la propia relación personaentorno que da sentido a nuestra vida, permanentemente contextualizada y que, a su vez, define ambas instancias: Con nuestros actos transformamos y dotamos de significado al entorno mientras que éste contribuye de manera decisiva a definir quienes somos, a ubicarnos personal y socialmente y a establecer modalidades de relación con nuestro mundo perceptivo, funcional y simbólico'. Sus obras activan la imaginación del espectador, incidiendo en su vida y en su percepción del mundo, a través de un arte que 'nos libera de la rutina, nos cura de la fatiga social del alma y rejuvenece nuestra percepción gastada, trayendo la gracia de una naturaleza que despierta y nos devuelve el universo'.

El arte como lugar de recreo, de divertimento, de viajes y expansiones, de amplitud y deseo donde se extienden horizontes más allá de estructuras y normativas. Desde sutiles variaciones sobre la esencialidad estructural, la perfección geométrica, la limpieza de formas y superficies, y sus diversos modos de inscribirse en el espacio, las piezas de Jorge García se afianzan 'irrespetuosas, irreverentes con el mito, antioriginales, funcionando justamente como antagonistas del orden, la geometría y la pureza'; desplazando esa realidad que se nos presenta como única y verdadera, a través de una mediación que enriquece la experiencia, estableciendo rupturas clarificadoras que transforman nuestra visión de lo real.

 

 
Imágenes de la Exposición
Go easy on, 2007/08

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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