En muchas ocasiones y entrevistas, Jordi Teixidor ha comentado la similitud entre hacer un poema y hacer una pintura; sin embargo, en el último decenio, el constante del color negro, desde ese rigor conceptual que caracteriza su obra, parecían más próximos a la reflexión filosófica que a la poética.
En sus dos últimas muestras : en la Galería “La Nave” de Valencia (noviembre 2005) y en “Michael Dunev” de Torroella de Montgrí (agosto 2006), las obras sorprendían con una claro y renovado acercamiento a un sentir pictórico, si es que alguna vez pudo haber alejamiento.
En su actual etapa, sin abandonar el rigor del negro, protagonista y referente, Teixidor le permite al color una incursión poética. Son cuadros pensados para ser vistos, para entregarse al placer de mirar, de contemplar y esta consideración, que sería evidente en tanta pintura y artistas, no lo es tanto en el caso de Teixidor cuya obra ... nos ha llevado muchas veces por el camino del nihilismo, de la ocultación y del vacío para hacer patente su “realidad”.
En esta exposición de la Galeria Antonio Machón, la franca y evidente presencia de lo pictórico nos hace recorrer su pintura con a impresión de ser acompañados por el propio artista. Una vez más, con el disfrute de la lectura-contemplación de su pintura, Teixidor consigue dar ocasión a momentos de gran disfrute.