Descripción de la Exposición
Leyendo los diarios íntimos de Kierkegaard, a Jordi Casañas se le ocurrió el título de una de sus últimas fotografías. Era la fotografía de un cartel blanco pegado a una pared. Las únicas protagonistas de la imagen eran las arrugas que se habían formado al pegarlo. El título, que se le apareció como una revelación, fue La virtud de la nada. Probablemente, Jordi Casañas, nihilista y escéptico por naturaleza, encontró más de un punto de coincidencia entre los pensamientos de Kierkegaard y los suyos. Del mismo modo que le debió de pasar cuando leyó a Cioran, un autor que le marcó profundamente. Las fotografías que forman parte de esta exposición, hablan, sin lugar a dudas, de la alienación que generan las ciudades, del aburrimiento existencial, de lo absurdo de la existencia humana, de la inutilidad de emprender cualquier empresa y de la agonía de vivir. Transmiten la angustia vital que produce la conciencia de la finitud y de la muerte. El sin sentido de que todo empieza y termina siguiendo el círculo infinito de la cinta Moebius. La nada se convierte en el destino final de sus razonamientos, la única conclusión válida. Quizás, y siguiendo los principios religiosos y filosóficos de Kierkegaard, nos podríamos acercar al concepto budista del sunyata, que conlleva, además, el significado de vacío. Un vacío, un espacio de la nada, al que se llega a través de un estado meditativo que conduce a la comprensión de la verdad última o a la conexión de la experiencia interna con la realidad exterior.
Las fotografías de Jordi Casañas, provienen del distanciamiento crítico generado por su manera de ver el mundo. Sin embargo, a menudo nos enseñan una realidad que, en su finitud, también puede ser poética. Según sus propias palabras, se trata de la esperanza que siempre le queda a todo escéptico. Y como escéptico, instalado además en la duda constante, deja que su sentido del humor ácido sea el catalizador de lo que quiere expresar. La etapa descriptiva de sus fotografías anteriores ha quedado atrás, y la presencia humana prácticamente ha desaparecido. Confiesa que los seres humanos no le interesan como tema fotográfico, y que por eso, antes siempre los fotografiaba de espaldas. En sus fotografías recientes, la narrativa y la anécdota han sido sustituidas por la trascendencia. Tal vez esto se deriva del hecho de que sus referentes no provengan estrictamente del mundo de la fotografía, sino de la pintura, la filosofía y el cine. Sus planteamientos son formalmente pictóricos, y conceptualmente abstractos, aunque sigue el mismo método de trabajo de siempre: Casañas afirma que Antonioni y su película Blow up continúan estando ahí. Como le pasa al protagonista de la película, que descubre un asesinato editando unas fotografías tomadas en un parque, Jordi Casañas a menudo descubre el tema en el momento de la edición. Detalles, que, al tomar la fotografía habían pasado desapercibidos, pueden convertirse en protagonistas.
Jordi Casañas (Barcelona, 1969), a quien, por todo lo expuesto, no le gusta que lo definan como street photographer, hizo su primera exposición individual en Can Felipa el año 2007, y desde entonces ha mostrado su trabajo en diversas exposiciones individuales y colectivas. En el año 2016 fue seleccionado finalista del premio de fotografía de la revista LensCulture.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España