Descripción de la Exposición
Ésta es la primera exposición que la Galeria Marc Domènech dedica al artista Joaquim Chancho (1943). Más de una treintena de piezas, entre pinturas y papeles, han sido escogidas para revisar la obra que el artista realizó durante la década de los años 70. Muchas de ellas nunca habían sido expuestas antes y trazan un recorrido completo por todas las investigaciones formales que el artista puso en marcha en un período que él mismo describe como “una época de gran intensidad en el trabajo y también de una gran radicalidad.”[1] A pesar de las grandes exposiciones celebradas por las galerías Artur Ramon y René Metràs, en los años 1975 y 1976 respectivamente, y las retrospectivas más recientes, la obra de Chancho de este momento todavía permanece muy poco conocida por buena parte del público. Ésta es pues la primera vez en más de cuarenta años que se organiza una exposición exclusivamente planteada para examinar y analizar las obras de una década tan relevante en su evolución artística y que nos exhorta a dedicarle la atención que merece.
La de los 70 es una obra esencialmente autorreferencial que pivota en torno a las corrientes minimalistas que a partir de los años 60 se fueron extendiendo por Europa y América y que muchos artistas catalanes abrazaron para proponer una alternativa al informalismo. Las obras que Joaquim Chancho produce durante esta década podrían parecer de entrada emocionalmente neutras, pero a consecuencia del uso del trazo pictórico gestual, rasgo característico en muchas de sus obras de este período y que podemos apreciar en obras como Espai quadriculat i tacat (1973) o Sin título (1973), Chancho logra romper con la rigidez conceptual del trazo lineal puro sobre fondos monocromos dotando sus obras de mayor expresividad. Como si todavía se resistiera a dejarse llevar totalmente por las limitaciones impuestas por las acotaciones, las series y las secuencias, el artista incorpora en muchas de estas obras el gesto con el fin de generar una dialéctica entre un proceso normativo y otro más aleatorio e instintivo, el del trazo directo.
La necesidad de desnudar la obra de cualquier referente naturalista y centrarse en los mínimos elementos indispensable para conseguir sus objetivos, llega incluso a condicionar la elección de colores, reduciéndolos, como la exposición demuestra, al blanco, el rojo y el negro. De hecho, éste último es para el artista “el color de la austeridad que se hace necesario en los momentos de exceso de referencias. Cuando hay demasiadas distracciones o excesivas sobreexposiciones vuelve inevitablemente (...) es un color de introspección para volver al vacío, que no significa la nada, sino que es un estado interior” [2]
El interés por las secuencias y la fijación por las líneas verticales, horizontales y diagonales, se complementa con algunos de los pocos collages que realizó a lo largo de su carrera y que contribuyen a reafirmar la radicalidad plástica que amera toda esta etapa. Horizontals amb cinta adhesiva (1976) es un claro ejemplo de ello. Del mismo modo, los procedimientos serigráficos, los desdoblamientos, las repeticiones, las acotaciones, las ligeras variaciones cromáticas, la multiplicación de capas pictóricas, los signos caligráficos, todos estos elementos forman parte de su conciso léxico de esta época y se convierten en la base de su futuro desarrollo artístico.
“Joaquim Chancho. Años 70” se enmarca además en el contexto de una serie de exposiciones que últimamente la galería está organizando con el fin de revisar la producción artística de los años 70. En el caso de Joaquim Chancho, tal y como Frederic Montornés escribe en el texto del catálogo, responde también a que nos permite “observar con otros ojos una etapa (...) en que el artista planta la semilla de una obra que, como la suya, aboga abiertamente por el carácter bidimensional de la superficie pictórica, se desarrolla en series de transformaciones lineales de secuencias sucesivas, se compromete con la geometría tanto desde el punto de vista formal como conceptual y se emplea en mostrar la estructura interna, el interior de las cosas o el interior de la pintura; porque se trata del período de tiempo en que abre las puertas a la llegada de los primeros elementos sígnicos y caligráficos, tan característicos de su léxico.”
Biografía
Joaquim Chancho nace en Riudoms en 1943. Empieza su aprendizaje artístico en la Escuela del Trabajo de Reus en 1960 y enseguida se incorpora a la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona donde realiza una pintura figurativa con elementos constructivos. Después de un breve período informalista, en 1970 viaja a París becado por la Fundación de Art Castellblanch y empieza a combinar la geometría con el gesto. En 1973 recibe una beca de la Fundación Juan March de Madrid. Su pintura comienza a incorporar transformaciones lineales a base de secuencias y series de elementos sígnicos y caligráficos. Durante la década de los 80 pasa una época de crisis en la que realiza los llamados 'Trabajos de Mesa' abandonando los soportes tradicionales de pared. En 1987 inicia la colaboración con la Escuela Eina de Barcelona que se alargará hasta 1997. En 1993 es doctorado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y comienza su actividad como profesor titular de Bellas Artes en esta universidad. Hacia finales de los 90 se suceden numerosas muestras institucionales y en galerías privadas, tanto individuales como colectivas, como MACBA (Barcelona), Centro de Arte Caja de Burgos (Burgos), Tecla Sala (Hospitalet de Llobregat), Fundación Caixa Tarragona (Tarragona), Fundación Vilacasas (Barcelona). En 2000 entra como Catedrático de Pintura en la Facultad de Bellas Artes por la Universidad de Barcelona. En la actualidad continúa trabajando en su taller de El Pla de Santa Maria (Tarragona).
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[1] “Converses. Joaquim Chancho i Teresa Blanc” a Joaquim Chancho. Prospectiva 1973-1003, Cat. Expo., Tecla Sala, L’Hospitalet de Llobregat, 2005
[2] “Converses. Joaquim Chancho i Teresa Blanc”, Op. Cit.