BOCA DE ENERGÚMENO. JESÚS ZURITA.
Mi cabeza, cuya arquitectura tiende inevitablemente hacia las ruinas y sus hiedras, suele quedarse ante lo que no entiende con una voluntad lejana al desentrañar y al entender. Me veo un poco como esas ranas de mirada estupefacta y parpadeo gelatinoso. Miro la furia, porque es furia lo que hay, y puedo sentir cómo ésta ansía su retórica. El energúmeno aparece de repente con su atril y se la proporciona con una poética específica: entona comenzando desde un esfínter, un agujero más o menos contraído, hasta las anatomías poco iluminadas de lo bello y lo venenoso, donde no hay matices y todo se reduce al pulso.
Los energúmenos consiguen que ocurran cosas porque invocan la belleza en forma de una untura que impregna a quien toca. Todos estamos ávidos de belleza y la belleza desde la furia es particularmente arrebatadora porque con su veneno nos intoxica, dejamos...de dudar y da igual que nos escueza, nos desgarre o nos mutile: correremos con un garrote en la mano y un escaso signo en las entendederas hacia el punto de fuga que nos reclama, ese esfínter espasmódico y calorífico: la boca del energúmeno. Para esta exposición en la galería Artizar reúno unas cuantas escenas sobre belleza y veneno, sobre agujeros y ensalmos. Vistas sobre lo que se puede entrever en los escenarios tras tanto ruido; sobre el horror heredable.
Jesús Zurita
Imágenes de la Exposición
Jesus Zurita - Artizar
Entrada actualizada el el 18 may de 2018
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