Al leer la frase 'ten million pictures fall from ten million walls' en la novela Girlfriend in a coma, de Douglas Coupland, empecé a relacionar el imaginado fin del mundo con el imaginado fin de la escultura, la pintura, etc. Nunca presté mayor credibilidad al hecho de que tales medios estuvieran realmente muriendo, porque los veía como cadáveres que se arrastran por las calles hacia los centros de rehabilitación, para renacer aún más grotescos y perversos que antes.

En muchos sentidos considero esta exposición hermana de la celebrada hace un año en Roma, titulada Eroding rainbow. En ésta, podríamos considerar que el arcoiris ya se ha borrado por completo, y que sólo queda una severa realidad donde la luz del día se ha ausentado. La idea es que mi trabajo cambie y evolucione constantemente ... en un ciclo semejante al de los gusanos. Algo muere, la mosca pone huevos sobre la carne en transformación y los gusanos sobreviven en una cosa muerta. Me interesa este ciclo porque diríase que he tenido que matar mi obra para que viva, y que está casi completamente desconectada de sí misma desde el principio.

Si tuviera que hablar directamente de las obras, diría que en algunas puede advertirse un interés por la persistencia de la incomunicación (pinturas estáticas) y en otras por una corrosión romantizada (esculturas oxidadas) que intento subvertir mediante un marcado humor negro, especialmente en la serie fotográfica Civilian. Las figuras de estas fotografías podrían ser metáfora de un cuerpo trágico y fracturado en relación a toda historia, y del intento a veces inane que hacemos, como cultura, por juntar esas piezas buscándoles un orden, para acabar componiendo en realidad una especie de Frankenstein.

Otras partes de la exposición aluden a la idea de transformación (gelatinas) al tiempo que se intenta expresar lo que se siente en un ambiente muy cargado y en cierto modo claustrofóbico (habitación de la chimenea ventilada).

Se trata de salas de espera. El asunto es qué es lo que estamos esperando, cosa que incluso a mí se me escapa a veces, pero mi objetivo es mostrar un entorno o paisaje que aluda a un movimiento entrópico, donde aquello que esperamos es tangible mentalmente pero físicamente ya casi se ha desmoronado del todo. Es el espacio negativo creado por la constelación de objetos lo que abre paso a una narrativa imaginaria que activa la obra. No estoy seguro de cuál será el final, pero como a cualquier escritor, me gustaría que la gente prosiguiera la lectura.

Y no sabemos con claridad- ni yo mismo, que es lo que esperamos. Pero mi objetivo no es aclarar esto sino crear un ambiente entrópico de incertidumbre total donde lo mental sea tangible y lo físico desaparezca. El espacio negativo, libre crea otro espacio donde veo el camino de una posible narrativa que mueva y dirija mi trabajo. No sé cual será el resultado pero les pido que sigan leyendo.