Descripción de la Exposición
La muestra -producida por el Museo Universidad de Navarra y comisariada por Santiago Olmo- aborda la temática de la fragilidad del hombre ante situaciones imprevisibles, concepto que se concreta en diversas experiencias en entornos de alta montaña y meteorología extrema.
Se trata del último trabajo de Vallhonrat, por primera vez expuesto, a cuya producción ha dedicado sus últimos cuatro años (2011-2015). Se compone de 52 fotografías de gran formato y belleza, siete vídeos y una videoinstalación. Ocupa toda una planta del edificio que diseñó Rafael Moneo, con más de 1.200 m2 de espacio expositivo.
La exposición cuenta con una publicación escrita por el artista Javier Vallhonrat y el comisario de la muestra, Santiago Olmo.
La exposición se presenta en cinco grupos de trabajos:
1. 42ºN: uso de la fotografía de estilo documental como medio de observación, análisis y representación de procesos naturales complejos, así como de cuestionamiento de diferentes modos de representación del entorno natural.
2. Deriva estándar: fotografías de diversos hitos de montaña como forma de explorar estados de incertidumbre y desorientación.
3. Registro del margen: registro de vivacs de montaña, protecciones o refugios que aprovechan formaciones naturales completadas con apilamientos de piedras.
4. Fricción límite: registros de aludes así como de estudios nivológicos, relacionando lo caótico, lo inesperado y lo inevitable, con el intento de conocimiento científico y su aplicación a la predicción de riesgo de aludes.
5. Eolionimia: trabajo sobre fenómenos atmosféricos de distinta naturaleza como tormentas de nieve, el efecto del viento, la niebla y otros agentes sobre los icebergs y auroras boreales.
El inicio del proyecto se sitúa en 2010, cuando Javier Vallhonrat visita la colección fotográfica del Museo Universidad de Navarra en Pamplona para participar en el proyecto Tender Puentes y centra su atención en dos fotografías del macizo de la Maladeta, en el Pirineo de Huesca, realizadas por el Vizconde Joseph Vigier tras ascender desde Luchon al Portillón de Benasque a 2.440 metros de altitud en el verano de 1853. Las fotografías de Vigier son un punto de partida y una posibilidad de dialogar con uno de los primeros fotógrafos que se enfrenta a la montaña desde una experiencia cercana.
Actualidad, 18 jun de 2015
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Por ARTEINFORMADO
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