Descripción de la Exposición
Involucrando siempre en su producción a grupos y comunidades excluidas, la obra de Javier Téllez (Valencia, Venezuela, 1969) se ofrece como vehículo de realidades que desafían los cánones de nuestra racionalidad, a la vez que reflexiona sobre la historia de la imagen como lenguaje y como espacio social, conjunto de normas y protocolos a veces excluyentes u opresivos.
Esta exposición articula en un mismo espacio dos piezas creadas en 2014 para la Kunsthaus de Zúrich. En Bourbaki Panorama, un grupo de refugiados transitan en círculo dentro de una de las obras panorámicas más importantes de la historia europea. Este gran monumento cultural narra el éxodo alpino de 87.000 soldados franceses en busca de asilo tras su derrota contra las tropas prusianas, e inaugura la vocación de Suiza como país de acogida. Caminando dentro del mural panorámico, los protagonistas de la obra de Téllez parecen reflexionar sobre la migración perpetua del refugiado. Al mismo tiempo, un objeto avanza con ellos: el bronce original de la escultura La mano (1947) de Alberto Giacometti, con la que este buscó evocar la terrible visión de un brazo amputado por una explosión. La presencia de esta pieza, que los migrantes acarrean en su recorrido, se abre a múltiples lecturas sobre la condición del exilado, pero también sobre el rol de la obra de arte en nuestra cultura.
En Teatro de sombras, pieza que da título a la exposición, las sombras proyectadas de los actores narran escenas de su duro itinerario vital. Como los panoramas del siglo xix, el teatro de sombras es uno de los antecesores del cinematógrafo, aunque se remonta a miles de años atrás en la historia humana. Al hilo de estos relatos de manos y cuerpos migrantes, el espectador puede leer los arquetipos inmemoriales del exilio: destrucción, opresión, censura, miseria y muerte. Una vez más irrumpirá, en este contexto, La mano de Giacometti. La escultura, convertida en actor de un sucinto drama mudo, aparece en varias escenas con su contorno monstruoso, desplazándose y alterando la idea de inmovilidad de la obra de arte tradicional. Amenazadora y frágil, La mano sirve como agente narrativo, al tiempo que altera, con su inconfundible perfil, la abstracción y la universalidad del teatro tradicional de sombras.