Joana Cera muestra en Barcelona el resultado de su estancia creativa en la Fundación Santamaría de Albarracín durante 2009.

«'He cazado mariposas en diversos climas y con diversos disfraces' dice Vladimir Nabokov en sus memorias. En esas mismas memorias cuenta que anduvo cazándolas por los Pirineos en 1929. De un cuento publicado poco después, podemos deducir que le hubiera gustado bajar más al sur, hasta la Sierra de Albarracín. En este relato, su protagonista sueña con viajar a los diversos paraísos del cazador de mariposas, aunque contentándose con los más próximos, los europeos. Con viajar a España, donde imagina: 'las blancas colinas de brezo junto a Madrid, los valles de Andalucía, el fértil y boscoso Albarracín, hacia donde renqueaba un pequeño autobús conducido por el hermano del guarda forestal'. Pese a los detalles, Nabokov ... no parece haber estado nunca en Albarracín. La anécdota del guarda forestal y de su hermano, ¿es pura invención o es un dato real, recogido de algún viajero? Ésta es una historia que le cuento a Joana Cera. Joana sí que ha viajado a Albarracín. Pasó allí unos meses, invitada por el programa 'Estancias Creativas', de la Fundación Santa María.

El de las mariposas es un círculo más de los que envuelven el universo Albarracín. Y empezamos a ver mariposas por todas partes. La Entomología tiene su relación con la Ontología, las mariposas sólo existen de verdad para quien se ocupa de ellas, y el hecho de nombrarlas equivale al de verlas. Ver y distinguir serían la misma cosa. De modo que tan pronto como comenzaron a aparecer los nombres, se convirtieron en realidades. La especie más famosa de la comarca es la Erebia zapateri, de hábitos diurnos. Pero los entomólogos nos hablan de otras especies, una de cuales es la isabelina, Graellsia isabelae, gran mariposa nocturna, de color verde, y que parece una vidriera voladora. Estas dos mariposas, una diurna y otra nocturna, terminan por convertirse en un nuevo motivo para Joana y se integran en su proyecto.

La 'Casa Crisálida' es donde habitaron las dos mariposas. Joana Cera ha construido su versión en barro -barro en bruto, tomado directamente del terreno- de 'la Julianeta', su residencia transitoria. El carácter maternal de esta casa medieval puede extenderse al resto de Albarracín. Vicente Pascual, otro artista, ya había aludido a ello: 'se me hizo obvio -escribió- que la ciudad de Albarracín es femenina, como un cobijo en el que protegerse de un tiempo inclemente'.

Pero las dos mariposas, la diurna y la nocturna, la erebia y la isabelina, como huéspedes de la casa, son una pareja de opuestos que se hacen coincidir por un instante. Dualidad del Día y de la Noche, del exterior y el interior. El interior, la estancia, es el lugar donde la noche se demora. Dualidad y Tiempo. En la estancia hay relojes de arena. Son relojes nocturnos. En el terrado de la Torre Blanca se instaló un reloj de sol, reloj diurno. Pero en la 'Casa Crisálida', la erebia y la isabelina vuelan juntas, la diurna y la nocturna, como en territorio de ficción, o territorio Magritte.

Lugar y Memoria. Joana Cera crea relojes de arena, que van desgranando arena del terreno. Otros desgranan oro y plata. El Tiempo es oro, decimos, y le temps c'est de l'argent, dicen los franceses. La riqueza se contabiliza en un número concreto de monedas. Apuntes para una Teología (herética) del dinero. La vida en un número de días. O segundos. Dos relojes de un segundo. Un reloj de dos segundos. El tiempo conduce al recuento, y éste, a los números.

Por Albarracín, Joana Cera anduvo numerando puertas y peldaños. Pero también ha recordado la posibilidad del infinito. Del bucle. Y la posibilidad de huir del Tiempo, de abrir un hueco en las murallas. El número tiene su origen en la identidad. El uno. Un siguiente paso se hallará contaminado, tanto de amor como de muertes presagiadas. Y en la pura realidad del sueño, aguardará el infinito.»