Descripción de la Exposición Por vez primera la Galería Luz y Suárez del Villar expone en Madrid una rigurosa selección de obras del artista cubano, residente en Miami, Carlos Estévez (La Habana, 1969) Bajo el título Itinerarium Mentis, la muestra ofrece una visón bastante global del trabajo de este hacer de metáforas, considerado por la crítica especializada (dentro y fuera de la Isla) como uno de los creadores más importantes del arte cubano desde los años 90. Todo su trabajo, tal y como advierten estas piezas, seleccionadas por el crítico y comisario Andrés Isaac Santana, se centra en el universo espiritual del hombre creando sofisticadas metáforas que hablan de la vida y la muerte, la dualidad, los opuestos, las relaciones y yuxtaposiciones -siempre conflictivas y azarosas- entre el hombre y la arquitectura, el cuerpo y la máquina, el ser humano y el animal, el bien y el mal, lo terrenal y los trascendental. En su vertiente más conceptual, al tiempo que de fuerte implicación poética, la obra de esta artista invita a pensar en la dimensión ontológica del Ser desde una perspectiva ampliada que toma la figura del hombre, en tanto centro de la creación, como cosmos y como Dios. Muchas de estas piezas actúan como morada del espíritu, como huella del alma y receptáculo de una espiritualidad que oscila entre el fervor de la utopía y la esterilidad de fuerte escepticismo. Su trabajo se inscribe en esa vertiente antropológica, mística y cultural que tanta fuerza tuvo en el arte cubano de los 80 y 90. De ahí que su iconografía, entendida como un sistema de escritura con carácter de palimpsesto, transita por la urdimbre cifrada de múltiples cosmologías y fuentes literarias que, siempre, sustantiva la experiencia y la observación como estrategia discursiva de su mirada crítica. Cada pieza es, así, un texto con intenciones cognoscitivas de clara inclinación ecléctica y su concentración en el universo de lo simbólico. Para él son importante y en un mismo grado de prioridad y referencia, todo tipo de cosmogonía, los frentes filosóficos que se centran en la existencia humana, el pensamiento antropológico, las concepciones de las culturas afrocubanas, el esoterismo, la magia, y hasta las realizaciones científicas y tecnológicas, imbuidas del pensamiento simbólico. Tal y como afirma el propio Carlos Estévez: 'aprendí de este mundo que las palabras son nada, apenas un leve sonido en el espacio, y su valor no dura más que una vida. Tampoco valen los actos, pues nunca se vuelve al espacio ni al momento que los presenció. Pienso que las obras trascienden a las palabras y los actos, son un supremo esfuerzo del hombre por conquistar el universo que es él mismo; pero se requiere constancia, pues las obras son 'marcas' que te mantienen vivo, mientras las creas y te ayudan un poco -y sólo algunas veces- a presentir cómo es Dios'. Currículum de Carlos Estévez Carlos Estévez nació en La Habana, Cuba, 1969. Vive y trabaja en Miami, USA. Es graduado del Instituto Superior de Arte, La Habana, Cuba en 1992 y recibió el Gran Premio del Primer Salón de Arte Contemporáneo Cubano en 1995. Sus residencias incluyen Academia de San Carlos, UNAM, México (1997), Gasworks Studios, Londres, Inglaterra (1997), The UNESCO-ASCHBERG en The Nordic Artists' Center in Dale, Noruega (1998), The Massachusetts College of Art, Boston, USA (2002), y la Cité Internationale des Arts, Paris, Francia (2003-2004). Estévez ha exhibido sus obras en numerosas muestras individuales y colectivas y su trabajo se encuentra en importantes colecciones públicas y privadas como el Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, Cuba, el Museo Nacional de Boston USA, The Ludwig Forum en Aachen, Alemania, The Bronx Museum, New York, USA, Drammens Museum for Kunst of Kulturhistorie, Drammens, Noruega, Arizona State University Art Museum, Arizona, USA, Fort Lauderdale Art Museum, Florida, USA, Frost Art Museum, Florida International University, Miami, FL, USA y la Farber Collection, USA. ------------------------------------- El hacedor Carlos Estévez es un hacedor de metáforas, un relator de experiencias esenciales, un arqueólogo del alma, un alquimista que hace trasmutar el estado bruto de la materia en instante de poética. Su obra es, por tanto, un ejercicio de escritura, una desviación narrativa de la hermenéutica y sus usos culturales, un modo de articular profusas constelaciones que se solapan y colapsan en un palimpsesto enfático en el que se descubren las huellas del hombre en la urdimbre simbólica del universo y el cosmos. Estas láminas del Yo, del ser expandido que no reconoce para sí la tiranía de un único modelo de virtud, son convertidas entonces en una especie de tratado ontológico, en una suma de fragmentos que orquestan el coro de una subjetividad esculpida desde la pasión y no así desde el régimen de la razón que parece regir la lógica de la existencia. Lo racional aquí se repliega, negocia su más rancia hegemonía y se supedita a una emotividad que trenza el tejido axiológico de la obra. Mientras los dispositivos retóricos de la Modernidad rindieron tributo a la razón y a la noción de progreso, basados en la idea de un modelo estéril que recortó los límites del hombre y del mundo; el trabajo de Carlos, por el contrario, sustantiva la erótica de un culto sofisticado y sutil al universo espiritual del hombre. Sus visiones, entre telúricas y místicas, decepcionan el cuerpo en tanto arquitectura de la rigidez y del espasmo, reconstruyen sus fragmentos sujetos a la dispersión, a la pérdida y dislocan el abecedario de la razón instrumental para inaugurar -entonces- otras identidades, otros modelos inéditos de la existencia que, acaso, puedan resultar más cercanos a la realidad misma. Modelos que -con mucho- escapan del escepticismos y la esterilidad del orden de lo real para hundir sus raíces en el reino de la utopía. Sus obras señalan a un hombre que es a la vez cosmos y Dios, totalidad y fragmento, voz y escritura. Toda ella cifra el relato de una comunión indeleble de profunda introspección y espiritualidad. Susceptible de ser entendidas como variantes de una práctica antropológica y mística, estas láminas actúan desde los márgenes ecuménicos de múltiples cosmogonías. De ahí su apariencia de escritura cifrada y hermética, de mapa simbólico que marca sus propios trayectos hacia la emancipación y lo trascendental. La obra es convertida en plegaria, en proposición votiva donde se ausculta la dimensión ambivalente de la condición humana. Los opuestos se diluyen, se colapsan sus márgenes, se hacen explotar sus perímetros en un ejercicio de aniquilación al tiempo mismo que de restitución. El agnosticismo, la cabalística, lo esotérico, la magia, las disquisiciones sobre la existencia de Dios, los textos canónicos, el saber enciclopédico y el sincretismo de mitologías y visiones que se aposentan en el tejido de la historia, se amalgaman en una obra que reflexiona sobre el mundo de los objetos y de la cultura a través del prisma de una espiritualidad delicada y de un eclecticismo narrativo dibujado sobre un paisaje simbólico de claras resonancias poéticas. Cada pieza abre un interrogante que pretende buscar respuestas (posibles) sobre las experiencias cognoscitivas del sujeto y su relación con la historia. Tal y como afirma el propio artista ' pienso que las obras trascienden a las palabras y los actos; son un esfuerzo supremo del hombre por conquistar el universo que es él mismo, para lo que se requiere constancia pues las obras son marcas que te mantienen vivo y te ayudan un poco - y sólo algunas veces- a presentir cómo es Dios'. Andrés Isaac Santana
Exposición. 17 nov de 2024 - 18 ene de 2025 / The Ryder - Madrid / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España