En este momento, donde el arte se dirige hacia nuevas experimentaciones tanto técnicas como sensitivas, Pablo retoma la pintura por la pintura, con colores vivos y puros. Sus telas muestran desnudos, bodegones, interiores y grandes ramos de flores con la apariencia de lo cotidiano, pero que con una mirada más detallada descubrimos misterios por desvelar. "El presente y el pasado se encuentran en la pintura de Aizoiala, porque lo que vemos a través de sus imágenes no tiene tiempo preciso".

En la introducción de uno de sus catálogos, ya Calvo Serraller señalaba que la pintura de Pablo no ha perdido vigencia ni como arte ni como signo de modernidad, aún teniendo reminiscencias del movimiento Nabis, de Matisse y de otros pintores impresionistas, vemos en su pintura que hay una actualización, una forma personal y artística de mirar y un sentido actual de la pintura.

"En la pintura de Pablo no pasa nada ... para que todo pueda pasar, esto es para que la pintura se manifieste por sí misma. En este enredo se necesita maestría técnica pero también maestría mental.

Vivir y pintar. Pintar y vivir, pintar para vivir. No sólo la pintura, también la vida es decoración, un conjunto de huellas estampadas. Una estampación. Más no cualquier estampa. Trozos recónditos de la belleza del mundo. En este género de búsquedas se halla inmersa la pintura contemporánea y desde luego Pablo Aizoiala. Un gusto."