Desde hace ya más de 20 años me ocupo en intentar expresar sensaciones, emociones y pensamientos que experimento en mi relación con el paisaje. Entiendo el paisaje como consciencia espacial humana, y a ésta como lo que se puede abarcar desde el ámbito más ínfimo de un cuerpo hasta el infinito universo incluyendo también todo aquello que sucede en esos lugares en perpetua mutación.. Creo que el espacio (o el paisaje) en si no es más que la dimensión espiritual del hombre sin la cual él mismo desaparecería. 

En mi deriva creativa conviven múltiples derroteros uno de los cuales suele partir de la experiencia con un entorno determinado. De improviso, en algún lugar, una sensación inexplicable nace y se despliega en un lapso de tiempo más o menos corto desapareciendo finalmente para dejar una fuerte impresión emocional. El recuerdo de esa emoción me empuja ... a buscar la manera de atraparla en una forma rescatándola del olvido. Tal vez la intención sea fijar lo efímero e inabarcable para tener una ilusión de presencia y permanencia o quizás se trate simplemente de honrar y venerar una memoria. Sea lo que sea no pretendo reproducir algo conocido y pasado sino más bien obrar el milagro de resucitarlo.

 A este tipo de proceso pertenecen algunas obras que he venido realizando a lo largo de los últimos 20 años tras mis estancias estivales en las islas de Sao Miguel, Faial, Sao Jorge, Terceira y Pico. Valgan títulos tan explícitos como Porto do Salao, Varadouro, Mosteiros, Açores u otros no tanto como La isla o La bodega del capitán. Pequeñas arquitecturas o paisajes cósmicos anotados en un boceto o en alguna foto de mala calidad: Una luz fugitiva, la casa en la ladera, el resplandor sobre las aguas al dulce calor del mediodía, los gritos de los niños, nubes, olas, la luna reflejada en el mar oscuro. Como una pintura eternamente inconclusa la superficie del océano siempre cambiando, en continua agitación, fondo, reflejo, rizo, ondulación...

Aunque estas piezas, en su práctica totalidad, ya han sido expuestas con otras de diferente procedencia en alguna ocasión, nunca creí oportuno reunirlas y mostrarlas juntas hasta ahora. Estimo que sería sin duda muy interesante verlas juntas y poder valorar así su afinidad además de su diferencia apreciando su devenir en el marco de la evolución de mi lenguaje artístico.

Por otra parte proyecto enseñar estos trabajos también en tierras portuguesas de las cuales son deudores. Debo confesar aquí el cariño que siento por Portugal, tal vez fruto de la nostalgia de una infancia atlántica en Asturias y Galícia pero también de un antipatriotismo premeditado. Gracias.