Descripción de la Exposición
En Cavas Vilarnau, siguen con la interesante iniciativa de fusionar el arte de la enología con la pintura y la escultura, ofreciéndonos un ciclo de exposiciones supervisadas y comisariadas por Sonia Vicente, que destacan por la calidad de los artistas seleccionados, de las obras expuestas y, sobretodo, por la gran calidad humana que allí concurre.
Dentro de este 'maridaje' cultural, hemos podido apreciar la obra de pintores y escultores, pero en esta ocasión, el artista que se presenta domina ambas disciplinas. Se trata de Isidre Marcet, una artista versátil y completo.
Isidre Marcet no es un artista al uso. El hecho de que sea capaz de expresarse tanto en dos como en tres dimensiones, ya indica que se sale de lo habitual. No es un artista dado a recibir elogios con agrado, ni una persona a la que guste participar en eventos sociales. Más bien todo lo contrario, su personalidad es ligeramente introspectiva, y donde se encuentra más cómodo es en la soledad de su estudio, trabajando sin prisas pero sin pausas. Tampoco se trata de un artista famoso, aunque a pesar suyo, son muchos los que conocen y aprecian sus creaciones. No en vano atesora un currículum lleno de citas importantes que no han pasado inadvertidas ni a la crítica, ni al gran público. La gran retrospectiva en el Mercat Vell de Sitges, o varias exposiciones individuales en Galería René Metras, por destacar algunas.
Isidre Marcet habla a través de sus obras. Observando sus creaciones, uno aprecia todo ese mundo interior, y la gran creatividad que guía al artista en su lenguaje plástico. La versatilidad de Marcet, le ha llevado a investigar con todo tipo de materiales y soportes: alquitrán, escayolas, polvo de mármol y arpilleras son elevados a la categoría de arte al caer en sus manos. Del mismo modo, su incesante búsqueda de la belleza, le ha hecho experimentar con muchas y variadas
técnicas pictóricas y escultóricas.
Podríamos decir, que a Isidre le atraen los materiales más diversos, pero con el que mejor se maneja es con la madera. La calidez de este material, se contagia a todas sus obras. Encontramos madera en sus pinturas en forma de collage o materia, es el elemento principal en sus cajas tridimensionales, y es el elemento estructural en sus esculturas.
El artista ha pasado por varias etapas pictóricas, en los ochenta se inclinaba por un estilo orgánico con cierto aire primitivista. Pero es a partir de los noventa cuando Marcet halla su etapa más creativa, centrándose en un lenguaje muy apoyado en el constructivismo. Sin embargo, las telas de Isidre no tiene la frialdad del constructivismo abstracto de la vanguardias de principios del s. XX, sino que las formas puras a las que recurre -triángulos, rectángulos, círculos- son humanizadas, usándolas para formar figuras en cálidos entornos ocres a los que se añade la mencionada calidez de la madera. Sus personajes, robots e ingenios mecánicos se nos muestran en aparente estaticidad, aunque casi siempre se encuentran sumergidos en alguna actividad, estableciéndose un dialogo entre los diferentes elementos que integran la composición. Este lenguaje también llega con facilidad al observador externo, que por un momento queda integrado en la escena. Son obras delicadas, que en ocasiones llevan mensajes contundentes, y casi ácidos, de crítica social. Isidre Marcet, es un gran comunicador plástico, aunque la sutileza con que se expresa, hace que ese mensaje crítico, a veces pase casi inadvertido y que sólo veamos la parte más lírica de la obra.
Sus cajas tridimensionales son diferentes por concepto, pero con mensaje parecido. Son como pequeños escenarios en los que se desarrolla una idea. El frecuente uso de collage, las arquitecturas en madera y, sobretodo, el ingenio del creador al ubicar toda una serie de 'objets trouvés' de los que se nutre, hace de estas obras un delicado bocado plástico con una enorme solvencia compositiva.
Sus esculturas siguen con los mismos parámetros. Se trata de personajes creados a partir de prismas, pirámides, cilindros y conos. La geometría del constructivismo aplicada a la tercera dimensión. El elemento principal vuelve a ser la madera, si bien no de manera exclusiva. Si buscamos, encontraremos metal, metacrilato y todo tipo de materiales. Son obras que, a menudo, gustan a los niños, hecho que indica la pureza formal y la sencillez estructural con han sido concebidas. Aunque, con frecuencia, los adultos detectan el mensaje crítico que llevan asociado. Ya hemos comentado que las obras de Isidre hablan por él.
Destaca de manera general, un agradable uso de cromatismos azules, rojos, verdes y terrosos en las tres disciplinas en la que se mueve. Su dominio del color es evidente, y la suavidad con que lo aplica no resta contundencia al resultado final.
Isidre Marcet es un creador con una imaginación desbordante, con una creatividad contagiosa, con un delicado equilibrio plástico, con un amplio y variado dominio técnico y con una obra que reclama la atención del observador de manera sutil para permanecer en su recuerdo.
En esta exposición, Sonia Vicente, ha intentado mostrarnos esa gran versatilidad que posee Marcet, ofreciéndonos pintura, escultura y cajas tridimensionales. La difícil tarea de reunir diferentes disciplinas, aquí se ha suavizado gracias a la
homogeneidad que ofrece la obra de Isidre Marcet. Una buena parte de la exposición estará dedicada a su última serie 'Nou Mon', aunque también veremos alguna de sus obras primitivas, para así poder apreciar su evolución.
Desde estas líneas, aplaudimos la iniciativa de Cavas Vilarnau, la valentía de Sonia Vicente, y felicitamos a Isidre Marcet por haber decidido dedicarse al Arte para el disfrute de los demás.
Joan Carles Vicente
Asesor artístico